Los ministros de Finanzas de la UE han fracasado de nuevo en su cuarto intento para dar una respuesta conjunta, al menos a corto plazo, a la crisis social y económica que ha generado la pandemia de Covid-19 en Europa. Tras 16 horas de negociaciones, los titulares de Finanzas de los Veintisiete han constatado en la mañana de este miércoles que no era posible levantar el bloqueo que mantenían sobre el acuerdo Italia y los Países Bajos. El Eurogrupo decidió volver a darse cita mañana jueves para tratar de desbloquear un paquete de préstamos que suman casi medio billón euros.
La pandemia ha asestado un golpe tremendo a la economía europea, que Bruselas da por hecho que se traducirá en la peor caída de la actividad de los últimos tres cuartos de siglo. Los ministros de Finanzas tenían esta madrugada una doble tarea: trazar una línea de defensa europea inmediata y preparar la salida de la crisis para favorecer un rebote. No hicieron ni una cosa ni la otra. Las líneas rojas trazadas por Roma y La Haya resultaron ser todavía irreconciliables. Tras 16 horas de negociación, los ministros decidieron retomar su agenda nacional y retomar el diálogo el jueves.
El paquete que llegaba a la mesa de los ministros estaba bendecido por Berlín y París. Se trataba de tender una red de seguridad para las finanzas públicas (240.000 millones), empresas (200.000 millones) y trabajadores (100.000 millones) a corto plazo. En todos los puntos los países mostraron discrepancias. Sin embargo, el meollo estaba en el fondo europeo de rescate (Mede), que está llamado a actuar como cortafuegos en caso de que esta crisis acabe extendiéndose hasta la deuda soberana.
Italia ya había mostrado antes de la reunión sus reticencias a acudir al fondo de rescate. Aun así, fuentes diplomáticas coinciden en que las diferencias están en las condiciones que deben aplicarse a los países que accedan a las líneas de crédito que se habiliten para hacer frente a la pandemia. Los Países Bajos insistían en que los préstamos tengan dos fases: en la primera, se desembolsaría el dinero sin condiciones; y en la segunda, se fijarían condiciones y un sistema de vigilancia. Pero ni Italia ni España están dispuestas a que el precio de acogerse a esos préstamos sea un programa como el de un rescate. Es decir, reformas y recortes presupuestarios.
Ese es el debate a corto plazo, que amenaza con quedar viejo cuando los países empiecen a levantar el confinamiento y la economía deba recobrar el pulso. A un grupo de países liderado por Francia, España e Italia les interesa sobre todo el día después de la crisis y quieren allanar el camino para esa suerte de Plan Marshall que en esta ocasión deberá ser sufragado por Europa.
Italia sigue pidiendo los eurobonos, que siguen siendo un tabú en Alemania y los Países Bajos. “Los Países Bajos estaban y siguen estando en contra de la idea de eurobonos. Creemos que eso creará más problemas que soluciones para la UE. Tendríamos que garantizar las deudas de otros países, lo cual no es razonable. La mayoría del Eurogrupo comparte esta opinión y no los apoya", sostuvo el ministro holandés, Wopke Hoekstra a través de su cuenta de Twitter.
Sin embargo, fuentes diplomáticas señalan que otro instrumento con capacidad de emitir deuda o de estar vinculado al Presupuesto de la UE sí podría tener recorrido. Francia y España ya han virado hacia una solución intermedia en forma de “fondo de recuperación”. Los ministros lo valoraron, pero acordaron dejar la decisión en manos de los jefes de Estado y de gobierno. Aun sí, a primera hora de la mañana tampoco habían cerrado la fórmula para encajarlo en el texto de conclusiones o en la carta que el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, debe mandar al jefe del Consejo Europeo, Charles Michel. En cualquier caso, ante el bloqueo, Centeno decidió suspender el Eurogrupo y dar otra oportunidad, la quinta, al acuerdo el próximo jueves.
elpais
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