“Hay una oportunidad para la paz, pero aún está lejos. La necesidad es urgente. La tormenta de la COVID-19 llega ahora a todos los escenarios de conflicto”, ha dicho este viernes la máxima autoridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al presentar un informe sobre los avances logrados desde el 23 de marzo, cuando pidió treguas a los países en guerra.
Guterres ha resaltado que el letal coronavirus, denominado COVID-19, ha mostrado hasta qué punto puede cruzar rápidamente las fronteras y devastar países en guerra transformando el modo de vida de los ciudadanos afectados por estos conflictos.
Tras recalcar que lo peor de esta emergencia sanitaria a nivel mundial está por llegar, el secretario general de la ONU ha asegurado que un “gran número de implicados en conflictos” se mostraron dispuestos a detener los enfrentamientos en “Camerún, en República Centroafricana, en Colombia, en Libia, en Myanmar, en Filipinas, en Sudán del Sur, en Sudán, en Siria, en Ucrania y en Yemen”.
Sin embargo, ha lamentado que haya una enorme diferencia entre las declaraciones y los actos, ya que, según él, transformar las palabras en paz en territorios en conflictos por el porvenir de la gente es una ardua tarea.
Guterres ha celebrado que unos 70 países, así como oenegés, representantes de la sociedad civil y dirigentes religiosos hayan apoyado su llamamiento, aunque ha considerado que aún se necesitan más esfuerzos diplomáticos.
Desde que estalló la crisis del COVID-19, que ha hecho verdaderos estragos a nivel mundial entre los países, se han confirmado más de 1 090 000 casos positivos de contagio por esta enfermedad, y han muerto más 59 000 personas.
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