El fiscal general de Estambul (en Turquía) anunció que, tras el fin de las pesquisas sobre el asesinato de Khashoggi, solicitará la extradición de 20 ciudadanos saudíes, a los que inculpa del crimen cometido el 2 de octubre de 2018 en el consulado saudí de la mencionada ciudad turca.

En el texto de la acusación, publicado el miércoles en el portal web de la delegación de Justicia de Estambul, la Fiscalía concluye que se trató de un “asesinato premeditado” por “asfixia” y que el cadáver fue descuartizado en el propio consulado saudí, aunque este jamás haya aparecido.

Considera, asimismo, responsables de “instigar la planificación de un homicidio premeditado con tortura salvaje” a Al-Asiri y Saud al-Qahtani, dos exasesores del príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman Al Saud, a los que la nota turca menciona como “cerebros” del crimen.

Turquía ya solicitó hace más de un año el arresto de estos dos altos cargos, junto a otras personas, pero Riad ignoró entonces la petición y abrió su propio juicio.

Aunque Riad dice que el juicio a puerta cerrada concluyó en diciembre de 2019 con cinco sentencias de muerte y tres penas de cárcel, en ningún momento ha identificado a los condenados, por lo que el crimen podría perfectamente haber quedado impune.

Esto mientras diversos informes, como el de las Naciones Unidas, consideran “altamente probable” la responsabilidad de Bin Salman en el asunto, tal como sugirió anteriormente la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de EE.UU.

Khashoggi, exasesor del Gobierno saudí que se autoexilió en EE.UU. por temor a las represalias por sus críticas a las políticas de Riad, ingresó al consulado saudí en Estambul el 2 de octubre de 2018 para obtener una constancia de divorcio, según su prometida, que le esperaba afuera; sin embargo, nunca salió del recinto diplomático.

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