Mientras que casi todos los países iberoamericanos han tomado varias medidas para tratar de contener la expansión del coronavirus, como el cierre de frontera y la suspensión de actos electores, los Gobiernos de México, Nicaragua y Venezuela han minimizado o frivolizado la pandemia al pedir tranquilidad a sus ciudadanos o señalando conspiraciones «bioterroristas». Los tres países mantienen sus fronteras abiertas, además de haber permitido que se celebren masivos eventos -manifestaciones y conciertos- en un momento en que medio planeta se encuentra confinado en casa.
«No dejen de salir»
«Mexicanos, vamos para adelante y no dejen de salir. Yo les voy a decir cuándo no salgan. Pero si pueden hacerlo, y tienen posibilidad económica, pues sigan llevando a la familia a comer», dijo el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador en un polémico vídeo subido a redes sociales el domingo. «No ayudamos si nos paralizamos sin ton ni son, de manera exagerada. Vamos a seguir haciendo la vida normal», añadió.
México entró el jueves en la fase 2 de la pandemia, según la Organización Mundial de la Salud. Esta fase señala que el contagio ya es local y no se produce por visitas producidas del extranjero. Hasta el momento sólo han fallecido cuatro personas y hay 367 casos confirmados desde que el 27 de febrero el país identificó al primer muerto por una enfermedad que puede ser muy grave en el noveno país con más diabéticos del mundo, un 10,7% de las personas entre 20 y 69 años.
El Gobierno mexicano no ha tomado medidas excesivamente restrictivas hacia el Covid-19, debido al impacto que tendría pegar un frenazo al consumo en la economía.
Aproximadamente la mitad del país, con 120 millones de personas, viven en situación de pobreza y la mitad de la población activa trabaja en la informalidad, un sector que es muy dependiente del consumo y al que el Gobierno le resultaría complicado proveer de ayudas económicas en caso de recesión. «Tenemos que cuidar la salud y al mismo tiempo cuidar la economía», dijo el lunes AMLO en rueda de prensa.
Marcha por el Covid-19
Mientras tanto, Nicaragua sólo ha tenido dos casos de personas contagiadas por el nuevo coronavirus, aunque existen otros seis casos sospechosos de estar infectados. Sin embargo, el Gobierno de Daniel Ortega no ha implementado ninguna medida para tratar de frenar la expansión de la pandemia.
Es más, el 14 de marzo el Gobierno convocó una marcha «Amor en tiempos del Covid-19» en un intento de expresar solidaridad con el mundo por esta enfermedad, una manifestación que llegó en un momento en el que las autoridades sanitarias de varios países habían aconsejado que no se celebren concentraciones en las calles.
Honduras, El Salvador y Costa Rica, los tres países vecinos de Nicaragua, han implementado varias medidas para restringir la movilidad de sus ciudadanos para contener la enfermedad en Centroamérica, una de las regiones más pobres del mundo. Sin embargo, el Gobierno de Ortega no ha cerrado escuelas y sigue promocionando varios eventos de Semana Santa a pesar de que la Iglesia católica ha suspendido los suyos.
La inacción del Gobierno, sin embargo, contrasta con la de algunas organizaciones civiles como unos 200 estudiantes de odontología de la Universidad Autónoma de Nicaragua, quienes han decidido dejar de ir a clase para tratar de detener el avance de la enfermedad. Pero la universidad ha expresado que planea continuar con las clases con el objetivo de, así, alinearse con la posición oficial de mantener la mayor estabilidad posible.
Arma «bioterrorista»
Otros no han dudado en utilizar la pandemia para elucubrar teorías conspiratorias. Es el caso de Nicolás Maduro, que se ha quejado a Twitter por haberle borrado un mensaje en el que compartió tres documentos de investigación sobre el coronavirus desarrolladas por el doctor venezolano, Sirio Quintero, en el que se refiere a la pandemia como un arma «bioterrorista» y recomienda la receta para un remedio casero para contrarrestar el Covid-19.
Según el estudio, el virus es «la expresión de la más alta capacidad científica y tecnológica alcanzada por los núcleos de poder imperial en su prontuario bioterrorista con la liga de fábricas de armas bacteriológicas bajo la fachada de laboratorios».
Los documentos compartidos por Maduro aseguran que el coronavirus «es un parásito intracelular que procede de una cepa de larvas del VIH-Sida, cruzadas con larvas de helmintos de Fasciola Hepática. Agregando segmentos del ADN humano de crecimiento embrionario y cultivadas en un laboratorio en líquido amniótico de mujeres embarazadas». El estudio indica también que el virus fue diseñado para «atacar específicamente órganos humanos de razas chinas y etnias latinoamericanas», una premisa que sostiene Maduro desde febrero -antes de la llegada del virus a Venezuela- cuando dijo que el coronavirus es «un arma de guerra que se está utilizando contra China y ahora contra los pueblos del mundo en general».
Para neutralizar esta presunta arma biológica, el doctor Quintero prescribió una receta que consiste en un antibiótico natural resultado de mezclar malojillo, jengibre, saúco, pimienta negra, limones amarillos y miel. Y a esta receta mágica la ha llamado «preparado P-6 SQ».
El país suramericano suma ya 84 casos confirmados en apenas doce días, aunque el presidente interino, Juan Guaidó, lo desmintió el lunes asegurando que hay más de 200 positivos en el país, que sufre su peor crisis sanitaria.
abc
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