El coronavirus también puede causar una epidemia de soledad

  16 Marzo 2020    Leído: 1152
El coronavirus también puede causar una epidemia de soledad

La imposición de cuarentenas, el cierre de espacios públicos y medidas como el distanciamiento social son imprescindibles para atajar la pandemia del coronavirus pero, al mismo tiempo, un alimento para la epidemia de soledad que lleva años con nosotros.

Los humanos somos seres sociales, pero relacionarnos con nuestros semejantes cuerpo a cuerpo es justo lo que tenemos que evitar estos días para evitar la expansión del covid-19. Eso no impide que podamos comunicarnos online y, de hecho, lo estamos haciendo de todas las formas imaginables. “ On-nomi”, que significa beber online en japonés, es un ejemplo de ello: si no podemos brindar a la salud del amigo frente a frente, hagámoslo a través de una pantalla.

Atajar la recesión económica que puede originar la pandemia es una cosa, pero ¿y la recesión social? Con prácticamente todos los eventos deportivos, culturales, sociales y religiosos cancelados y un número creciente de personas optando por el teletrabajo, se reducen sustancialmente las posibilidades de propagación del virus. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) han recomendado a los ciudadanos de 60 o más años que eviten multitudes y los viajes que no sean esenciales, y que estén en casa todo el tiempo que sea posible.

Pero entre uno de los efectos colaterales más perniciosos de esta medida es cómo esto contribuirá a alimentar una epidemia de soledad que ya tiene mucho camino andado en este país.

No es un efecto menor. Numerosos estudios, como este de la psicóloga Holt-Lunstad, han documentado que la soledad se relaciona con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas coronarias e infartos y una pléyade de síntomas psicológicos. El aislamiento y la soledad son también problemas de salud. El colapso de las relaciones humanas, además, afecta más duramente a las poblaciones vulnerables: adultos mayores y personas con problemas previos de salud o discapacidad.

Ya antes de que estallase el brote del coronavirus, teníamos pruebas de las graves consecuencias del aislamiento social en adultos mayores. Un informe de la Academia Nacional de las Ciencias señala que una cuarta parte de los adultos mayores se encuadran en la definición de personas socialmente aisladas, y el 43% se sienten solas. Por cierto que es importante señalar que puedes estar socialmente aislado sin sentirte solo, y puedes estar solo sin estar necesariamente aislado.

¿Qué es el distanciamiento social?
El social distancing o distanciamiento social no es lo mismo que la autocuarentena o el aislamiento, las otras dos prácticas usadas para mantener a raya el virus. La cuarentena restringe el movimiento de las personas en una cierta zona. El distanciamiento social es una práctica diseñada para reducir el riesgo y hay un amplio abanico de posibilidades, desde el teletrabajo a la cancelación de eventos o reuniones o evitar los saludos tradicionales estrechándonos la mano o besándonos.

Es importante recordar que incluso si uno está joven y sano es importante mantener una distancia con los demás para limitar el impacto en las personas ancianas o vulnerables.
Social distance responde a la idea de que, durante una pandemia, mucha gente no puede estar en casa todo el tiempo. Más que aislarse completamente, toman distancia, lo mejor que puedes. En el supermercado, por ejemplo, o en un ascensor, o con las mil y una maneras de saludarse que están saliendo a la luz:

El aislamiento produce sufrimiento
“El aislamiento social se relaciona con incremento significativo del riesgo de morir prematuramente”, encontró el informe de la Academia Nacional de las Ciencias, incluido el doble de riesgo de desarrollar demencia, un incremento del 29% de enfermedades coronarias y un 25% de cáncer. Los investigadores también revisaron docenas de estudios y encontraron una relación consistente entre el aislamiento social y la depresión, ansiedad e ideas suicidas. Todo esto en una sociedad que ya está aquejada de una crisis de salud mental.

Los seres humanos se desarrollaron para sentirse más seguros en grupo, y por eso, experimentamos el aislamiento como un estado físico de emergencia“.

Eric Klinenberg, sociólogo de la Universidad de Nueva York que ha estudiado el impacto del aislamiento señala que “hemos entrado en una nueva fase de daño social. Va a producirse un nivel de sufrimiento social relacionado con el aislamiento y el coste del distanciamiento social que muy poca gente está discutiendo por el momento”, señala en declaraciones a Vox.
Por otro lado, el coronavirus es doblemente amenazante: es simultáneamente terrorífico y aislante. Si no puedes asistir al club local, a tu iglesia, y el tiempo con la familia tampoco es recomendable, ¿qué te queda?

¿Qué hacer? Algunas ideas

La imaginación al poder: un picnic o un paseo por la naturaleza son actividades seguras (si tienes la suerte de vivir cerca de la naturaleza).

El video chat es la mejor opción, porque el lenguaje corporal y las expresiones verbales son importantes para mantener la sensación de comunidad. Y algo positivo del mundo global es que existen mil y una herramientas que facilitan el contacto y son gratuitas y fáciles de utilizar, como el extendidísimo Whatsapp, que también tiene la opción de mantener conversaciones por video.
Este puede ser un buen momento para reconectar con antiguos compañeros, amigos a los que hace años perdimos la pista o familiares con los que no hay mucho trato, e interesarse por su salud y bienestar.

Ya se están produciendo iniciativas muy commovedoras de solidaridad, como vecinos que se prestan a cuidar de los niños o hacer la compra a los mayores, como se ve en el tuit de más arriba. En algunos barrios de Italia, país que lleva varias semanas en cuarentena, los niños colgaron sus manualidades y dibujos de los balcones para dar una chispa de color a las calles vacías.

Por supuesto, siempre nos quedará Onnomi, Netflix y las docenas de servicios de streaming. Y el sentido del humor.

univision.com


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