Según un estudio preliminar que se presentará en la 72.ª Reunión Anual de la Academia Americana de Neurología en Toronto (Canadá), las personas mayores que habitualmente caminan, cultivan un huerto, nadan o bailan pueden tener cerebros más grandes que aquellos que permanecen inactivos, de modo que su efecto equivale a cuatro años menos de envejecimiento cerebral.
“Estos resultados son emocionantes, ya que sugieren que las personas pueden prevenir potencialmente el encogimiento cerebral y los efectos del envejecimiento en el cerebro simplemente al volverse más activos”, explica el autor del estudio, Yian Gu, de la Universidad de Columbia, en Nueva York (EE.UU.), y miembro de la Academia Americana de Neurología.
Los investigadores dividieron a las personas en tres grupos: los que estaban inactivos; aquellos que eran algo activos, lo que significa que cada semana tenían aproximadamente dos horas y media de actividad física de baja intensidad, una hora y media de actividad física moderada o una hora de actividad física de alta intensidad; y aquellos que eran más activos, lo que significa que cada semana tenían siete horas de actividad física de baja intensidad, cuatro horas de actividad física moderada o dos horas de actividad física de alta intensidad.
“Nuestros resultados se suman a la evidencia de que una mayor actividad física está relacionada con un mayor volumen cerebral en las personas mayores. También se basa en la evidencia de que mover el cuerpo con mayor frecuencia a lo largo de la vida puede proteger contra la pérdida de volumen cerebral”, añade Gu.
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