Alarma por el declive pingüinos antárticos

  12 Febrero 2020    Leído: 702
Alarma por el declive pingüinos antárticos

Un nuevo censo en la isla Elefante constata que la población de ejemplares barbijo ha caído en algunas colonias más de un 50% en medio siglo.

Son fácilmente reconocibles. Similar al barbiquejo de un casco, una línea negra cruza la parte inferior de la cabeza de los pingüinos barbijo. Pero su curiosa anatomía no se ha traducido en una avalancha de estudios. Tampoco lo han puesto fácil. Estos ejemplares viven y se reproducen en calas rocosas de la Península Antártica barridas por el viento y a temperaturas mínimas. El paraíso. Ellos, perfectamente adaptados con sus 75 centímetros de altura, son capaces de «escalar» en tierra y de capturar con gran precisión el krill en agua. Pero su declive empieza a preocupar. Un nuevo censo apunta a que la población ha caído en algunas colonias a más de la mitad en los últimos 50 años.

Un grupo de científicos de las Universidades de Stony Brook (Nueva York) y Northeastern (Boston) ha viajado con Greenpeace a la isla Elefante, al noreste de la Península Antártica, para actualizar los datos del último recuento, de 1971. Descubrieron que cada una de las 35 colonias que existían en la isla había disminuido de forma «dramática». De media, el declive es del 60%, llegando algunas colonias a caer hasta el 77%.

«Hemos tenido mucha suerte, fue difícil emprender algo así dadas las condiciones climáticas que afrontábamos», reconoce sobre la expedición Steven Forrest, de la Universidad Stony Brook. Los científicos desembarcaron en pequeñas lanchas hinchables, con temperaturas heladas, viento, lluvia y nieve y luego contaron a mano. Así constataron que si hace medio siglo se calculaba que había unas 122.550 parejas reproductoras de pingüinos barbijo, ahora el recuento las sitúa en 52.786.

El equipo aún tiene que completar los datos –en total se examinaron 56 colonias, no solo las de isla Elefante– y contrastarlos con las imágenes por dron que han tomado. Pero, sobre todo, deben buscar respuestas. «Estas significativas disminuciones sugieren que el ecosistema del océano Austral ha cambiado especialmente en el último medio siglo y que este cambio está afectando a la cadena alimentaria de especies como los pingüinos barbijo», señala Heather J. Lynch, investigadora principal de la expedición y Catedrática de Ecología y Evolución de la Universidad de Stony Brook.

Aún es pronto para señalar a un solo factor que explique el declive pero, según la experta, «todas las pruebas apuntan al cambio climático como responsable». Hace unos días, la Antártida batía su récord histórico de temperatura máxima, alcanzando los 18,3ºC. «El cambio climático lo afecta todo», corrobora Forrest. Y, según repite Pilar Marcos, bióloga marina de Greenpeace, «un mundo con menos pingüinos es un lugar peor».

abc


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