Los temas predilectos de Unamuno - la inmortalidad, la procreación, la maternidad, la lucha del individuo por realizarse - no son sino pretextos para la exploración de sus ideas filosóficas. El autor empleaba un lenguaje esencial, sin adornos, para transmitir sus ideas en sus obras, y buscaba un estilo desnudo que permitiese desplegarse una densidad de ideas. Unamuno luchaba con el lenguaje para conseguir lo que él llamaba "una lengua seca, precisa, rápida, sin tejido conjuntivo." Sus personajes casi carecen de descripción física, ya que lo que los definen es la lucha interior.
Unamuno adaptó el tema bíblico del cainismo en su novela Abel Sánchez (1917), ampliando el tema de la envidia al reconocer una dialéctica entre el envidiado y el envidioso, que se necesitan mutuamente. No es que haya víctimas y verdugos, sino que todos llevamos dentro un Caín y un Abel luchando en íntima tragedia. Ante este destino trágico Unamuno propone la caridad y el perdón como únicas respuestas.
AZERTAC reporta que la novela Abel Sánchez ha sido traducida del castellano al azerbaiyano por Afgan Khalilli.
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