¿Estamos al borde de una tercera guerra mundial?

  08 Enero 2020    Leído: 1236
  ¿Estamos al borde de una tercera guerra mundial?

Una vez más, en el alrevesado mundo de Donald Trump, donde los hechos alternos sustituyen los hechos y el retiro de tropas de Irak se convierte en un refuerzo de 3.500 soldados más, el impulsivo presidente estadounidense ha lanzado una nueva escalada de violencia en Oriente Próximo. El asesinato del general iraní Qasem Soleimani en el aeropuerto de Bagdad escala desproporcionadamente el conflicto con Irán, sin medir las consecuencias que esto acarreará, y viola la soberanía de un país amigo.

“Lo hice –dijo Trump– para lograr la paz”. ¿La paz con quién? ¿Con Irán, el país del asesinado general? ¿Con Irak, el país aliado donde las tropas estadounidenses entrenan al ejército iraquí? ¿Con los terroristas que obedecían las órdenes de Soleimani para atacar objetivos estadounidenses en el área?

El asesinato del general persa ha reavivado el odio contra Estados Unidos en ambos países y en gran parte de la región. En Irak, el Parlamento votó unánimemente a favor de pedir al Gobierno que decrete la expulsión de tropas extranjeras en su país (5.000 efectivos estadounidenses que asesoran a los iraquíes en su lucha contra el Estado Islámico). Irán ha prometido una enorme represalia contra Estados Unidos.

Más grave aún, la orden homicida de Trump abre un nuevo capítulo en la conflictiva relación con Irán y augura que la respuesta bien podría ser el asesinato de una figura de alto rango en Estados Unidos. “Qué pensaríamos si Irán asesinara al comandante en jefe de las fuerzas estadounidenses en Oriente Medio, ¿sería una declaración de guerra?”, pregunta el presidente del Instituto de Estados del Golfo Árabe en Washington D. C., entrevistado por la periodista Robin Wright en ‘The New Yorker’.

A la declaración iraní de que cualquier ciudadano americano es un blanco legítimo, Trump ha contestado diciendo que contempla 52 objetivos para responderla. ¿Cuántos objetivos tendrá Irán? El toma y daca entre estos dos países ha sido largo y explosivo. En 1953, Estados Unidos y Gran Bretaña orquestaron un ‘coup d’État’ contra el gobierno democráticamente elegido de Mohamed Mosaddegh e impusieron la dictadura del sah Mohamed Reza Pahlavi, que duró 26 años. En 1978, mientras el presidente Jimmy Carter elogiaba al sah por mantener “una isla de estabilidad” en una región convulsionada, el Gobierno reprimía salvajemente a quienes protestaban contra el régimen. A principios del año siguiente, el sah abandonó el país, y a finales de año, un grupo de activistas tomó por asalto la embajada estadounidense y secuestró a 52 de sus diplomáticos.

¿Estamos al borde de una tercera guerra mundial? No lo creo, no ahora mismo, pero el atentado contra un miembro del primer círculo de poder iraní y de alguien tan cercano al ayatola exige una represalia equivalente, lo suficientemente fuerte como para convencer a Trump de que cometió un error que no debe repetirse.

Dado el desequilibrado balance de fuerzas, es evidente que Estados Unidos tendría la ventaja en una guerra abierta; sin embargo, la experiencia en Vietnam, Afganistán o Irak demuestra que las victorias estadounidenses son de muy corta duración, y al final el triunfo es muy relativo, si no es que dudoso. El problema es que entre la hiperbólica retórica de Trump con amenazas que incluyen el cambio de régimen en Irán, así como con las aventuras imperialistas de Irán en la región, la guerra no declarada entre ambos países está cada día más fuera de control.

El consenso universal, no obstante, es que una guerra abierta sería una catástrofe, sobre todo para Irak, donde la pacificación ha sido difícil. Desde mediados del siglo XX hasta lo que va del XXI, la región que va de Persia a Anatolia y a Arabia sigue siendo la menos estable del mundo.

SERGIO MUÑOZ BATA


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