"Ya hemos vencido (...) pero lamentablemente empezó el golpe de Estado", dijo al mediodía el gobernante, en un acalorado discurso ante decenas de miles de oficialistas en la plaza principal de Cochabamba (centro), que le coreaban "Evo no estás solo", cuatro días después de la votación y con el cómputo aún sin concluir.
Morales reiteró su confianza en que su ventaja de más de diez puntos porcentuales sobre el expresidente Carlos Mesa (2003-2005), establecida en el cómputo desde la madrugada, será confirmada e incluso ampliada al cierre del recuento.
Enterado del simultáneo encuentro opositor en La Paz, el gobernante dijo que se trataba de una recomposición "con fines golpistas" de antiguos pactos que sustentaron los gobiernos neoliberales de las dos décadas anteriores a su gestión iniciada en 2006.
Esa acción golpista, señaló, abarcaba las movilizaciones violentas de los últimos días con el pretexto de lucha contra un fraude electoral y la campaña apoyada por algunos países y organismos internacionales en demanda de una segunda vuelta que, según insistió, sería una ruptura de la actual constitución nacional.
"No van a volver, por supuesto, nunca jamás; no volverá la derecha, ¡no volverán!, ¡no volverán!", proclamó, lanzando duros calificativos contra Mesa, de quien dijo que si antes era conocido como cobarde ahora podría tener también el título de "delincuente" por supuesta corrupción en su gestión.
Morales se presentó en Cochabamba luego de una conferencia de prensa en La Paz en la que pidió respeto a la constitución, que señala los requisitos para una segunda vuelta, en alusión a un informe de la Misión de Observación de la Organización de Estados Americanos que sugirió una segunda vuelta sin importar el cómputo.
"Diálogo siempre abierto, pero por encima del diálogo aquí lo primero es respetar nuestras normas internas, nuestra constitución; hago un llamado a organismos, a personalidades, a respetar nuestra Constitución Política del Estado", dijo el gobernante.
El encuentro opositor, entretanto, consolidó la creación de una Coordinadora de Defensa de la Democracia cuya primera resolución fue "exigir la convocatoria inmediata a la segunda vuelta electoral, administrada de manera idónea, independiente e imparcial".
Mesa se presentó como el líder de esa coordinadora, que aparentemente reemplazaría a un Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade) que en los últimos meses había liderado las protestas opositoras contra la eventual reelección de Morales.
Loa principales líderes conservadores, como el gobernador de Santa Cruz (este), Rubén Costas, el alcalde de La Paz, Luis Revilla, y el ahora excandidato derechista Óscar Ortiz integraban esa alianza junto a Mesa y su candidato vicepresidencial Gustavo Pedraza.
También estaban el expresidente Jorge Quiroga, el empresario Samuel Doria Medina, el líder del Comité Cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho; los exdefensores del Pueblo Waldo Albarracín y Rolando Villena, que encabezaban el Conade.
La coordinadora respaldó la convocatoria de Mesa a movilizaciones en defensa del voto y en demanda de la segunda vuelta, que desde el lunes pasado convulsionaron las principales ciudades con episodios de violencia que incluyeron ataques incendiarios de manifestantes a media docena de oficinas electorales.
El ministerio de Gobierno reportó que los choques de manifestantes y policías de los cuatro últimos días dejaron al menos ocho heridos de mediana gravedad, incluidos dos policías, y más de 90 detenidos, y que se abrieron procesos contra los responsables de las quemas de edificios electorales.
A este panorama de tensión se sumó un grupo de militares en retiro, encabezado por una persona que se presentó como el coronel del ejército retirado Mario Almeida, que mediante un video en las redes sociales llamó a las Fuerzas Armadas a desconocer a Morales.
El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, respondió que la "lealtad democrática" de los militares estaba fuera de duda. Sputnik
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