"Aprovechando que hemos sabido a través de los medios de comunicación de su visita a Cataluña, me pongo a disposición para tener una reunión hoy mismo", reza la carta.
Pedro Sánchez se desplazó este 21 de octubre a Barcelona para visitar a los agentes de Policía heridos en los disturbios de la última semana en la capital catalana.

Con motivo de su visita, Sánchez envió una carta a Torra exigiéndole una condena rotunda de los actos violentos que se vieron durante las protestas de los últimos días, que dejaron unos 600 heridos, casi 200 arrestos en toda Cataluña —de los cuales 28 fueron enviados a prisión provisional— y más de 2,5 millones de euros de daños sólo en la ciudad de Barcelona.

En distintas ocasiones Torra dijo rechazar los actos de violencia, pero en opinión del presidente del Gobierno español la condena no fue lo suficientemente contundente.

Desde el 14 de octubre Cataluña vive una oleada de protestas en rechazo a la decisión del Tribunal Supremo de imponer penas de prisión por un total de 100 años a nueve líderes independentistas por el intento de ruptura con España mediante el referéndum unilateral de autodeterminación que se celebró el 1 de octubre de 2017.

Desde el arranque de la crisis, Pedro Sánchez y Torra no mantuvieron ningún contacto directo ni siquiera por vía telefónica, ya que se limitaron a comunicarse por carta de forma pública.

"Esta semana le he llamado dos veces y no me respondió. Entiendo que no es un buen síntoma de voluntad de diálogo", reza la carta emitida por Torra.

En su misiva, el presidente catalán cree que la "ausencia de diálogo" supone un "deterioro de la convivencia" y por ello insta a Sánchez a mantener una reunión para debatir sobre "la búsqueda de salidas democráticas" al conflicto político.

En distintas ocasiones el Gobierno de España respondió que las soluciones a los problemas de Cataluña no pasan por un diálogo con Madrid para negociar cuestiones al margen de la legalidad —como la propuesta de referéndum acordado que formula el independentismo— sino que deben ser los propios catalanes quienes dialoguen entre ellos para restablecer la convivencia.

Según datos del Centro de Estudios de Opinión de Cataluña, un 44% de los catalanes desea la independencia del territorio mientras que un 48% la rechaza y un 8% no lo tiene claro.

Pese a que el apoyo a la independencia no es mayoritario entre los catalanes, en las últimas elecciones autonómicas más de la mitad de los votantes (el 56,7%) otorgaron su voto a formaciones que defienden el derecho de Cataluña a decidir sobre su permanencia o no en España.

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