Grima, pura grima. Eso es lo que se siente la primera vez que Arthur Fleck (el Joker, vaya) aparece de espaldas. Ese omóplato casi dislocado, las costillas salidas como si fueran el perfil de una carretera de montaña y unos brazos tan delgados como las muñecas de las modelos de pasarela. El cambio físico de Joaquin Phoenix para su último papel no ha podido ser más extremo, pero ha logrado su objetivo: un personaje digno de lástima y al mismo tiempo desagradable.
Phoenix llegó a perder hasta 23 kilos. Un desgaste físico y mental que, según contó en Toronto a ABC, le llevó a pensar que «iba a volverse loco». Porque su personaje es extremadamente delgado, algo que le hizo tener reservas a la hora de aceptar el papel debido a la drástica dieta a la que se debería someter. Finalmente firmó con Warner y decidió meterse en la piel de Joker.
Ocho meses de preparación del personaje (sobre todo de la risa) de los cuales cuatro estuvo bajo estricta dieta. «Era una forma horrible de vivir», dijo a «The New York Times» en Venecia. «Creo que [el Joker] debería tener algo más de peso, pero Todd Phillip, el director, dijo: "Deberías hacer una persona realmente delgada"». «Esa pérdida de peso [...] afecta a tu mente. Empiezas a enloquecer cuando pierdes esa cantidad de peso en ese tiempo», explicó.
Pero... ¿Cómo consiguió esa pérdida de peso? Los rumores sobre la dieta que había seguido el actor, de 44 años, apuntaban a que solo comía una manzana al día. Parece una locura, pero como Phoenix es conocido por las cosas tan radicales que ha hecho para preparar sus papeles, todo parecía posible. Muchos medios se hicieron eco del primer rumor, pero como promover los desórdenes alimenticios no parece la mejor publicidad para una película, rápidamente salió a desmentir esa dieta criminal. «No fue solo una manzana al día, no. También tenía algo de lechuga y judías verdes al vapor», contó en la revista Acces. «Es algo que ya había hecho antes, y trabajas bajo control de un médico, supervisado y seguro», explicó.
La bajada de peso, según el propio Phoenix, le llevó a interpretar un Joker mucho más físico, de ahí su baile. «Cuando empecé a investigar, decidí hacerlo a mi manera. Aprendí baile y contorsionismo, y no dejé que ninguna interpretación previa o ningún comic me influyera. Tuve la suficiente libertad para encontrar mi versión del Joker», contaba a ABC aquí.
Otros cambios físicos brutales
Como contaba el nuevo Joker, los cambios físicos no son una novedad en su carrera.
En «En realidad, nunca estuviste allí», también se sometió a un cambio, en este caso engordando.
Pero es Christian Bale el que más y más salvajes cambios físicos ha realizado para sus papeles. En la española «El maquinista» rozó la muerte al quedarse esquelético para hacer el papel de un enfermo que no sabe cuándo duerme y cuándo está despierto. Después se metió en la piel de Batman, puro músculo, para después pasar por la trituradora de «The Fighter» (perdió otros 20 kilos) y su último cambio radical ha sido en «El vicio del poder», donde engordó mal, solo tripa y papada, para dar vida al exvicepresidente de EE.UU. Dick Cheney.
Estos cambios gustan al público, a la crítica y a la Academia de Hollywood. Sin ir má lejos, Gary Oldman ganó el Oscar a mejor actor tras engordar un buen puñado de kilos para dar vida a Winston Churchill en «El instante más oscuro». Misma suerte corrió Matthew McConaughey en «Dallas Buyers Club», en este caso perdiendo veinte kilos. Por su parte, Charlize Theron cogió 15 kilos para su papel de «Monster».
abc
Etiquetas: Joker JoaquinPhoenix