Las empresas españolas del sector vendieron en 2018 unos 70 millones de dólares a Estados Unidos, en comparación con los casi 59 millones de dólares de 2017.
"Es la primera vez que ocurre", señala Rubén Moreno, secretario general de la patronal Produlce, citado por El País. Añade que para el sector del dulce el mercado de Estados Unidos es tan atractivo como Europa por su poder adquisitivo y por "un perfil del consumidor muy similar" al europeo. Tienen el ojo puesto en el país norteamericano desde hace tiempo, añade Moreno.
Un ejemplo de estas compañías es la murciana Fini. Exportan el 75% de su producción a un centenar de países e incluso tienen productos especialmente pensados para las comunidades musulmana y judía. "Nuestro futuro está en el exterior", auguraba en 2017 el presidente de la empresa. Con los números de 2018 sobre la mesa, se confirma.
En términos absolutos España es el segundo país de la Unión Europea por producción de chicles y caramelos, solo superada por Alemania. Las cifras que maneja Produlce hablan por sí solas. El volumen de ventas en 2018 aumentó un 4,7% y el sector se embolsó un 2,9% más de beneficios. Se superaron los 405 millones de dólares. El sector se recupera así del batacazo que experimentó en 2017 cuando vio cómo las exportaciones de chicles y caramelos caían un 1,9%.
Los buenos números se deben a las golosinas o caramelos blandos. En 2018 se hicieron con la mitad de las ventas. Las claves del éxito que está cosechando el sector del dulce español son varias. En parte, están en innovar y ofrecer más y más gamas de productos para diversificarse. Los datos de Produlce apuntan a que el sector pasó de las 240.000 toneladas de dulces en 2017 a las 249.000 toneladas de dulces en 2019. El éxito se debe también, en parte, al vacío dejado por Francia al reducir sus importaciones cerca de un 25%.
Aunque Europa sigue acaparando el 66% de las ventas, el continente americano ya se hizo en 2018 con el 21,4%.Sputnik
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