Un virus del resfriado común logra destruir las células cancerosas del cáncer de vejiga

  09 Julio 2019    Leído: 1179
Un virus del resfriado común logra destruir las células cancerosas del cáncer de vejiga

El experimento fue realizado en 15 pacientes a los que se inoculó el virus en la vejiga una semana antes de que se sometieran a una intervención quirúrgica para extraer los tumores.

Una cepa del virus del resfriado consigue destruir las células del cáncer de vejiga, un avance científico que podría revolucionar los tratamientos oncológicos, según un estudio publicado en AACR. 

En el experimento, un grupo de investigadores de la Universidad de Surrey y del Hospital Real del Condado de Surrey (Reino Unido) usó el coxsackievirus (CVA21), un virus vinculado al constipado común, en quince pacientes con cáncer de vejiga no músculo-invasivo, el décimo tipo de cáncer más frecuente en el Reino Unido.

Los expertos inocularon mediante catéter el CVA21 en las vejigas de los enfermos una semana antes de que se sometieran a una operación quirúrgica para extirpar los tumores.


Tras realizar un análisis de tejidos después de la cirugía, los investigadores descubrieron que el virus atacó solamente a las células cancerosas, infectándolas, reproduciéndose en su interior y causando finalmente su muerte.

La mayoría de los pacientes experimentaron una reducción de la carga tumoral y un incremento en la muerte de células cancerosas, mientras que uno de ellos ya no tenía huellas del cáncer tras una semana de tratamiento. Asimismo, no se observaron efectos secundarios significativos en ninguno de los enfermos, resaltan los científicos.

Los tratamientos contra el cáncer de vejiga actuales suponen un tratamiento prolongado e invasivo que "es ineficaz y tóxico para una parte de los pacientes", explicó Hardev Pandha, uno de los autores de la investigación.

"Los virus oncolíticos como el coxsackievirus podrían transformar la manera de tratar los cánceres y marcar el abandono de tratamientos más establecidos como la quimioterapia", agregó Nicola Annels, de la Universidad de Surrey.


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