Luis José Pérez, de 18 años, tiene las manos cubiertas con vendajes. Su madre, Yaritza Gutiérrez, lo acompaña con varias bolsas oscuras y cobijas en la entrada del Hospital Pérez Carreño, al oeste de Caracas. “Hace casi un mes que esperamos que sea atendido, dormimos afuera. No me quieren atender. Hoy, la excusa es el corte de luz porque el quirófano está fuera de servicio”, relata el joven.
Decenas de personas esperan sentadas en sillas hasta que autoricen su ingreso al centro de salud. Dentro, los doctores se abstienen de hacer declaraciones a medios de comunicación. Este viernes, en medio del apagón que ha sacudido todo el país, han notificado al médico Neomar Balza su destitución. Sus compañeros susurran en los pasillos que la decisión se produjo por su respaldo al ingreso de la ayuda humanitaria a Venezuela.
El personal de salud disminuye durante el apagón. Con el Metro de Caracas cerrado y pocos autobuses circulando es complicado moverse por la ciudad.Cientos de personas tuvieron el jueves, en el primer día del corte eléctrico, que buscar medios alternativos de transporte o llegar andando hasta sus destinos tras ser desalojadas del subterráneo.
El Hospital Materno Comandante Supremo Hugo Chávez Frías, en El Valle, estaba a oscuras este viernes. Solo una mujer embarazada esperaba en una silla a ser atendida. El resto salían del centro para emprender una ruta incierta hacia otros hospitales de la ciudad. “Nos dijeron que no hacían cesáreas porque no estaba funcionando la planta eléctrica. Tampoco tienen insumos”, afirmó otra mujer. Dos empleados confirmaron que las instalaciones estaban inoperativas por el fallo eléctrico y la falta de agua, pese a los esfuerzos de los médicos. En 2018, los doctores de este centro protestaron por los bajos salarios y la escasez de equipos.
Las plantas eléctricas de emergencia no han funcionado en todos los centros. Algunas estaban averiadas y otras tardaron en encenderse, como en el Hospital J. M. de los Ríos, en Caracas, el principal centro pediátrico del país. Allí fue necesario enviar una batería de emergencia para la terapia intensiva y el sistema de contingencia del hospital no pudo activarse hasta la mañana del viernes, más de 12 horas después de iniciada la crisis. “Esto ha sido un caos”, contó la doctora Susana Pachano.
Entre el 16 de noviembre y el 9 de febrero se reportaron 79 muertes en los principales centros públicos de salud atribuidas a cortes de energía, según la Encuesta Nacional de Hospitales, elaborada por la ONG Médicos por la Salud. Unos datos que alertan de las graves consecuencias que este último apagón ha podido generar en los hospitales venezolanos.
“Ha sido muy complicado hablar con los médicos porque las comunicaciones están fallando. De 40 hospitales que monitoreamos solo hemos obtenido información de 23, de los cuales 12 no tenían planta en funcionamiento”, señaló Julio Castro, miembro de Médicos por la Salud. Un grupo que ha reportado el fallecimiento de dos pacientes durante el corte eléctrico.
Los médicos han tenido que hacer malabares para garantizar la atención. “Una paciente de Medicina Interna se nos descompensó y hubo que intubarla con las luces de los celulares”, contó un médico del Hospital Periférico de Catia.
Después de más de un día de corte de luz, Jaime Lorenzo, de la ONG Médicos Unidos por Venezuela, tiene una preocupación mayor. “No hemos tenido reportes de que las autoridades hayan ido a reponer el combustible que se necesita para la mayoría de estas plantas. Entramos en una hora crítica”. Estos equipos, que permiten mantener en funcionamiento las áreas críticas de los hospitales, dan suministro eléctrico entre 8 y 12 horas. Entrada la noche, las largas colas en las pocas estaciones de gasolinas abiertas en Caracas dibujaban un panorama complejo para estos centros sanitarios.
Elpais
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