Brasil vive con resignación los primeros días de Bolsonaro como presidente

  11 Febrero 2019    Leído: 643
Brasil vive con resignación los primeros días de Bolsonaro como presidente

Crece la sensación de que el líder brasileño ganó las elecciones por la desidia ciudadana ante la política, además de por el apoyo de los grupos ultrarreligiosos

Todos los medios internacionales han dado un perfil muy acertado del nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. La sensación hoy en día es de resignación.

Principalmente, fueron tres perfiles los votantes de Bolsonaro: los que comparten su ideología (que son la minoría), los que querían castigar al PT (todo y votando con miedo) y los que se dejaron llevar por la mayoría porque manifiestan muy poco interés por la política (los que son la mayoría).

Hoy, después de solo 1 mes de gobierno, ya hay una cierta sensación de arrepentimiento en muchos de ellos. Ya hay grupos de ex-bolsonaristas que les prometieron un cambio de todo y están viendo que todo sigue igual y que no parece que nada vaya a cambiar.

Estos son principalmente de los grupos que lo votaron para castigar al PT y los que votaron con la masa. A estos grupos, las noticias falsas, algunas de ellas ridículas, les proporcionaron unas sensaciones que no se correspondían con los hechos.


Pero el problema es que la mayoría del gobierno está formado por los que comparten su ideología y solo están dispuestos a gobernar para ellos, que representan una minoría y todos ellos ultraconservadores.

Brasil es un país muy conservador, aún con el gobierno del PT, la sociedad ya era muy conservadora. Es una sociedad muy clasista donde la religión está muy presente en la vida cotidiana, desde la política, la educación, el trabajo o cualquier otro ámbito.

Y Bolsonaro se acercó al grupo de la Biblia, porque son los que están más cerca de las personas, los que les dan una ayuda cuando el Estado fracasa. Estas religiones evangélicas, que hunden sus raíces en la América pre-Reagan y con la teología de la Prosperidad como bandera para confrontar la teología de la Liberación, que se originó en América Latina, son más numerosas a medida que las ciudades o barrios son más pobres y prometen una prosperidad económica que difícilmente se va a dar.


A través de la religión y en una sociedad conservadora, el Gobierno pretende, principalmente, implementar un programa de pautas morales y costumbres ultraconservador. Donde las minorías sociales y el medio ambiente se verán seriamente amenazados. Donde los derechos sociales se verán afectados por un modelo de vida autoritario, con restricciones de las libertades, principalmente en las minorías.

Todo ello apoyándose en un modelo de economía ultraliberal, que vamos a ver cómo se conjuga con el nacionalismo, y que es totalmente secundario en el programa de gobierno.

Es cierto que el país necesita de muchas medidas, no sólo económicas, porque su potencial es enorme y se conforman con poco, pero el programa de economía de Bolsonaro es secundario, porque resulta obvio que si la economía no funciona, el resto de pautas de costumbres se verán afectadas.

Por eso un presidente ultrapatriota pretende dar un giro hacia una economía ultraliberal, para que los resultados económicos a corto plazo sean óptimos y poder así poner en marcha el proceso de reestructuración de valores morales del país.

Lo que en mi opinión va a llevar a Brasil a hipotecar su futuro al vender sus principales activos y va a llevarlo muchos años atrás en un mundo que va a velocidad de vértigo.

lavanguardia


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