La crisis de Venezuela y la estampida del periodismo

  08 Febrero 2019    Leído: 1202
  La crisis de Venezuela y la estampida del periodismo

Con la agudización del conflicto político venezolano, producto de la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente, algunos sectores de la prensa han revelado ser totalmente parciales.

Todos los medios de comunicación tienen una línea editorial y distintos posicionamientos políticos e ideológicos. Sin embargo, en algunos casos esto se presenta de manera extrema y sin siquiera la intención de guardar ciertas formas elementales de la profesión periodística. Con la crisis política en Venezuela se ha puesto de manifiesto, en algunos casos, burdamente.

Allí se ubican desde canales de televisión como Mega TV (Puerto Rico) o EVTV (EE.UU., creado por venezolanos que viven en Miami), hasta agencias internacionales como Reuters (EE.UU.) o la revista The Economist (Reino Unido).

Abandonando todo tipo de rigurosidad y contextualización de los hechos, apoyan sin dudar a la oposición venezolana y se refieren al actual Gobierno como una "dictadura" y al presidente electo, Nicolás Maduro, como un "usurpador".

Este último ejemplo corresponde al medio puertorriqueño que directamente en sus zócalos televisivos presenta al jefe de Estado como "mandatario usurpador". Por su parte EVTV hizo un segmento especial el pasado 13 de enero titulado: "¿Por qué Maduro es un usurpador?".

En este tipo de coberturas se omite que Maduro fue reelecto como presidente con casi seis millones de votos en mayo de 2018. En esas elecciones, que fueron anticipadas, tal como reclamaban los partidos opositores, la mayoría de estos decidieron no participar denunciando fraude por anticipado. Esto provocó que la abstención superara el 50% y si bien la participación fue superior a la de muchos países del mundo, se ubica por debajo del promedio de Venezuela durante las últimas dos décadas.

No obstante, hubo cuatro candidatos y se utilizó el mismo sistema electoral por el cual Juan Guaidó accedió a su banca como diputado en diciembre de 2015, cuando la oposición se hizo con la mayoría de la Asamblea Nacional.

En esa misma sintonía se sumaron otro tipo de acciones en las redes sociales que desnudaron –quizás por error– la intencionalidad política detrás de algunas empresas periodísticas.

Fue el caso de The Economist y Reuters, que en sus respectivas fotos de perfil o portada en redes sociales pusieron imágenes del diputado opositor y autoproclamado presidente. Si bien luego las retiraron, durante varias horas estuvieron allí.

En el caso de la revista británica, además, acompañó esa decisión editorial con un artículo titulado 'La batalla por el futuro de Venezuela', en el que asegura que "las democracias mundiales tienen derecho a buscar el cambio de régimen en el país peor gobernado de América Latina". Además, el texto fue compartido en su cuenta de Twitter con la frase "la pregunta no es si el mundo debería ayudar a Juan Guaidó, sino cómo".

De esta manera se hace un llamamiento a la injerencia en los asuntos internos de países soberanos, negando la autodeterminación de los ciudadanos y ciudadanas venezolanas.

Periodismo y responsabilidad social
Estas decisiones editoriales contradicen directamente dos de los documentos internacionales más importantes sobre la práctica periodística: el informe McBride, de 1980, y el Código Internacional de Ética Periodística, de 1983, ambos elaborados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

El primero, impulsado por Sean Mac Bride, fundador de Amnistía Internacional, premio Nobel de la Paz y Premio Lenin, analizaba el escenario cada vez más desigual de la comunicación a nivel mundial. Titulado 'Un solo mundo, múltiples voces', propuso distintas medidas que incluían la eliminación de los monopolios y oligopolios informativos mediante leyes de regulación de los sistemas de medios. Así como también el respeto a la identidad cultural de cada país y nación, garantizando la libertad de información.

Sobre esa base, el Código de Ética, aprobado tres años más tarde, plantea en su punto 8 que "el verdadero periodista defiende los valores universales del humanismo, en particular la paz, la democracia, los derechos del hombre, el progreso social y la liberación nacional". Esto debe llevarse a cabo "respetando el carácter distintivo, el valor y la dignidad de cada cultura, así como el derecho de cada pueblo a escoger libremente y desarrollar sus sistemas políticos, social, económico o cultural".

Asimismo, en el punto 9 sostiene que "el compromiso ético por los valores universales del humanismo previene al periodistacontra toda forma de apología o de incitación favorable a las guerras de agresión y la carrera armamentística", así como también "las otras formas de violencia, de odio o de discriminación, especialmente el racismo".

Sin negar el derecho de cada trabajador de prensa y cada medio a tener su mirada y su posición, se convoca a realizar un manejo riguroso de la información, sin omisiones ni falsedades, historizando y contextualizando cada noticia. En definitiva, brindando herramientas a las audiencias para que puedan sacar sus propias conclusiones.

Santiago Mayor


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