Fizuli y Jabrayil la desgraciada historia de la guerra

  23 Agosto 2016    Leído: 1883
Fizuli y Jabrayil la desgraciada historia de la guerra
Fizuli y Jabrayil la desgraciada historia de la guerra

“El agua estaba extremadamente fría. Se sentía como si uno estuviera siendo rebanado vivo con un cuchillo de carnicero. Aún así, en comparación a ser rebanado con un cuchillo real, yo prefiero el agua congelada”. Estas fueron las palabras de Gabil Mammadov, uno de las miles de PDI (personas desplazadas internamente) del distrito de Zangelan, que se han establecido eventualmente en Sumgayit y uno de los centenares que tuvieron que escapar del avance de las tropas armenias, atravesando a nado el Araz en el otoño de 1993. Zangelan, que era el último distrito azerbaiyano de Karabaj, cayó en manos del enemigo en octubre de 1993.

Hacia fines de julio de 1993, vastos territorios, además del ya ocupado Distrito Autónomo de Nagorno-Karabaj, incluyendo los distritos de Lachin, Kelbajar y Agdam, fueron capturados y su población azerbaiyana fue expulsada. El éxodo en masa de esas regiones, en medio del pánico y la desesperación, se debió en gran parte al amargo resultado de la ocupación de Khojaly a fines de febrero de 1992, cuando 613 civiles azerbaiyanos fueron indiscriminadamente masacrados en la ciudad y sus vecindades, causando una ola de conmoción en la comunidad azerbaiyana de Karabaj, que hace mucho había olvidado la brutalidad de las bandas armenias que aterrorizaron las aldeas azerbaiyanas de Karabaj y Zangezur en 1918-1921. Para ponerlo en palabras del presidente armenio Serzh Sargsyan: “Antes de Khojali, los azerbaiyanos pensaban que los armenios éramos gente que no podría alzar su mano contra la población civil. Hemos sido capaces de romper esto [estereotipo]” (Thomas de Waal, Black Garden: Armenia and Azerbaijan through Peace and War. New York and London, – Thomas de Waal, Jardín Negro: Armenia y Azerbaiyán a través de la Paz y la Guerra. Nueva York y Londres, New York University Press, 2003, pág. 172.)

A pesar de una exitosa ofensiva azerbaiyana para liberar Nagorno-Karabaj en el verano de 1992, la situación cambió drásticamente para principios de 1993.



Ignorando las Resoluciones 822 y 853 de Consejo de Seguridad de la ONU, que condenaron a Armenia y la exhortaron a retirar sus fuerzas de los distritos de Kelbajar y Agdam, las tropas armenias atacaron y ocuparon las regiones sureñas de Fizuli y Jabrayil el 23 de agosto.

Fizuli, que cayó primera ante el enemigo, fue ocupada al mismo tiempo que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas exigía a Armenia el 18 de agosto que detuviera sus ataques a la región azerbaiyana de Fizuli, reiterando su posición sobre la ocupación armenia, expresada en anteriores Resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. (UN Demands Armenians Give Up Conquests. New York Times, August 19, 1993 – La ONU Exige a los armenios que abandonen sus conquistas, New York Times, 19 de agosto de 1993).

Todas las casas azerbaiyanas en las regiones ocupadas, fueron inmediatamente saqueadas y la mayoría de ellas incendiadas por los armenios. Los trabajadores que proveían de ayuda humanitaria internacional han detectado señales de incendio intencional. Es probable que los armenios no tuvieran la intención de establecerse en las regiones ocupadas, sino que querían destruirlas y prevenir que puedan volver a ser ocupadas por azerbaiyanos, si es que estos lograran reconquistarlas en el futuro.

Aparte de las deportaciones en masa de las regiones sureñas limítrofes con Irán, los armenios también apuntaban a controlar el empalme ferroviario de Horadiz en el distrito sureño de Fizuli. El empalme ferroviario de Horadiz era de la mayor importancia, ya que era la estación es la vía de acceso al aislado enclave azerbaiyano de Nakhchivan, donde los suministros desde Bakú serían cargados en vagones y transportados por territorio iraní hacia Nakhchivan; fue ocupado por los armenios en octubre de 1993.

Después de veinte uno años bajo ocupación, Fizuli, Jabrayil y Qubadli se han convertido en parte de un pesar más amplio. Todos estos años las PDI, algunas de las cuales se han establecido en nuevos asentamientos que se han construido apenas a 15 kilómetros de la parte ocupada de Fizuli, quieren volver a su tierra. Ni siquiera las atrocidades de una guerra brutal han podido quebrar su voluntad. Quizá es el masivo crecimiento de las Fuerzas Armadas Azerbaiyanas, con un presupuesto anual para el 2011 de 4.46 mil millones dólares. Quizá, la conexión con su patria es demasiado fuerte. De una manera u otra, el regreso de las PDI de Azerbaiyán a sus hogares, es inevitable.

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