Según ha informado este domingo la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés), en total en los años 2017 y 2016 cada semana se registraba tres ataques de este tipo mientras que desde el comienzo del año 2018 esta cifra ha aumentado a cinco casos semanales.
También las cifras presentadas por la OCHA muestran que desde el 20 de noviembre hasta el 3 de diciembre las autoridades israelíes han demolido o se han apoderado de 33 edificios palestinos en Cisjordania bajo la excusa de que carecían de los permisos necesarios para ser construidos.
Estas demoliciones y robos de viviendas, asegura la organización, han afectado a unas 226 personas, dejando desplazados a un gran número de ellos, entre ellos al menos seis niños y menores de edad.
En el mismo periodo los colonos israelíes realizaron al menos 11 ataques contra los palestinos mientras que los israelíes vandalizaron más de 85 olivos y provocaron daños a granjas palestinas.
Estos hechos son comunes en los territorios ocupados palestinos, donde el régimen israelí destruye con frecuencia casas palestinas y causa graves daños a la infraestructuras, lo que a su vez dificulta aún más la vida de los palestinos.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Medio (UNRWA, por sus siglas en inglés) ha condenado estas demoliciones en el pasado, pero las medidas antipalestinas de Israel no se acaban aquí; también amenazan con cortar durante varias horas la electricidad de las ciudades palestinas.
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