Varios analistas coinciden en que las autoridades estadounidenses buscan la ayuda de los países de la región, ya que reconocen haber perdido su propia influencia. Además, existe la amenaza de que Moscú llegue a desempeñar el papel crucial en las negociaciones con Kabul, según advierte la columnista de RT, Nadezhda Alexéyeva.
"La guerra se alargó. Ha durado casi 40 años. Es un periodo bastante largo, por ello ya es hora de que todos respalden a la ONU y a todos los que buscan mantener la paz y construir un mundo mejor", declaró el jefe del Pentágono.
A este respecto, el político se refirió a la carta que Donald Trump envió al primer ministro pakistaní, Imran Jan.
En el marco de la misma iniciativa, el representante especial de Estados Unidos para la Reconciliación en Afganistán, Zalmay Jalilzad, llegó a Pakistán para reunirse con el líder del país y comentar la solución del conflicto.
Durante su misión, el representante prevé visitar varios países, incluidos Rusia, Afganistán, Bélgica, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Pakistán, Turkmenistán y Uzbekistán. Será el 7 de diciembre cuando Jalilzad llegará a Moscú.
Además, la situación en Afganistán será uno de los temas que se abordarán durante la cumbre entre los cancilleres de los países miembros de la OTAN.
A pesar de buscarse aliados regionales, la OTAN no prevé reducir su propia presencia militar en la zona del conflicto. El secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, declaró que la retirada de las tropas convertiría a Afganistán en centro del terrorismo.
"Debemos seguir trabajando para que el país nunca se convierta en un refugio seguro de los terroristas internacionales. La retirada de las tropas nos costaría más que la presencia ulterior", afirmó Stoltenberg.
La campaña estadounidense de 2001 permitió expulsar a los talibanes de Kabul y de varias otras ciudades. No obstante, la coalición occidental no logró derrotar al Talibán por completo.
Una vez aparecido ISIS —grupo terrorista, prohibido en Rusia y otros países—, la situación se agravó aún más. El país llegó a ser un refugio de los radicales. En este contexto, el Talibán volvió a cobrar fuerzas al oponerse al ISIS y, al mismo tiempo, se puso a atacar las instalaciones gubernamentales.
Es decir, la iniciativa occidental de establecimiento de la paz no tuvo éxito. Para los principios del año 2018, un 65% de la población afgana vivía en los territorios controlados por el Talibán. Según una estadística poco alentadora, a lo largo de la presencia estadounidense, la violencia en Afganistán no se redujo, sino que incluso aumentó.
El jefe de supervisión de EEUU para la Reconstrucción en Afganistán, John Sopko, opina que uno de los mayores errores de la Administración Barack Obama fue su intento de aplicar la experiencia iraquí en Afganistán sin tener en cuenta las condiciones locales.
En otras palabras, Afganistán no estaba preparado para la creación del nuevo sistema de administración pública.
Las autoridades actuales de EEUU se enfrentan una situación en la que deben resolver los problemas creados por sus antecesores. Durante su campaña electoral, Trump resaltó la necesidad de reducir la presencia militar de EEUU en el extranjero, pero durante la presidencia tuvo que revisar su estrategia.
Además, según la doctrina militar vigente, Washington puede mantener en secreto el número de sus soldados que se encuentran en Afganistán.
En vísperas de las próximas negociaciones entre Washington y Kabul, la analista Natalia Jánova recordó que para Estados Unidos esta no será la primera experiencia de celebrar las negociaciones.
"Desde 2010, EEUU se ha mostrado interesado en el diálogo con el Talibán en varias ocasiones. Pero este interés se desvanece pronto, normalmente en cuanto los talibanes liberan a los prisioneros estadounidenses", contó la experta a RT.
Jánova destacó que ahora los yihadistas también mantienen a varios prisioneros. Por lo tanto, la especialista no descarta que se comente el intercambio de rehenes durante las próximas negociaciones.
Parece lógico que Trump busque la participación de Pakistán, puesto que es allí donde el Talibán tiene sus orígenes. Además, Islamabad era uno de los pocos en reconocer el Emirato Islámico de Afganistán, establecido por los fundamentalistas talibanes al tomar la ciudad de Kabul y al obligar a huir a las autoridades anteriores.
Anteriormente, el mandatario de EEUU acusó a las autoridades pakistaníes de no contribuir suficientemente en la lucha antiterrorista. Con este motivo, Washington suspendió su apoyo a Islamabad en enero pasado.
De todas maneras, al percatarse de la necesidad de una presencia duradera en Afganistán, EEUU se vio obligado a mejorar las relaciones con otros países de la región, según concluyó Jánova.
El especialista en Oriente Medio Grigori Lukiánov articuló unas ideas parecidas y agregó que las relaciones entre Washington y los países de la región, en particular, con Pakistán, vivieron una época bastante complicada a lo largo de los últimos años. Por ello, la influencia de Estados Unidos en la zona se ve aún más debilitada.
"Los estadounidenses tienen que dirigir una campaña casi a solas, lo que les hace vulnerables, especialmente porque sufren problemas de abastecimiento y logística", explicó.
Al mismo tiempo, Moscú también se había encargado de establecer un diálogo con los talibanes. En particular, fue en noviembre pasado cuando en Moscú se celebró la segunda reunión del "formato de Moscú" sobre Afganistán, con la participación de representantes de Afganistán, la India, Irán, Kazajistán, Kirguistán, China, Pakistán, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán y EEUU.
Los expertos entrevistados por RT coinciden en que el logro diplomático de Rusia era uno de los factores que catalizaron la actividad de EEUU y aumentaron su temor de perder el control sobre la situación en Afganistán.
Sputnik
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