Los equipos termonucleares se crean con el fin de intentar aprovechar la reacción termonuclear que se produce en el Sol para obtener energía eléctrica. En caso de éxito, la humanidad podrá contar con una fuente de energía prácticamente inagotable. El proyecto más relevante en este ámbito es el Reactor Termonuclear Experimental Internacional —ITER, por sus siglas en inglés—, que se está construyendo en Francia.
A pesar de las posibles ventajas de emplear este sistema, la construcción de instalaciones termonucleares aún tiene que resolver varios problemas importantes. Por ejemplo, queda por solucionar qué materiales emplear en las partes más delicadas del reactor, las que estarán en contacto con el plasma termonuclear. En este sentido, parece que uno de los materiales más prometedores es el wolframio, aunque los especialistas no saben exactamente todavía qué pasará con este metal cuando el reactor termonuclear esté en funcionamiento. Lo que preocupa especialmente a los científicos es la interacción del wolframio con uno de los elementos del combustible termonuclear: el isótopo radiactivo del hidrógeno, también llamado tritio.
La posible participación del tritio en la deformación radiactiva de la superficie metálica de la primera pared interior del reactor es uno de serios problemas a los que hipotéticamente tendrían que enfrentarse los ingenieros nucleares.
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La acumulación del tritio, además, representa una amenaza desde varios puntos de vista, explica el investigador del Departamento de Física del Plasma de la MEPhI, Yuri Gasparián. Según él, un gran volumen de tritio puede culminar en una "degradación total" de las paredes del reactor. Además, un flujo incontrolable del tritio acumulado en las paredes del reactor puede causar la llamada disrupción del plasma y la emisión de una cantidad enorme de energía contra las paredes de la instalación, añade.
Para encontrar la solución a estos problemas, hay que conocer la capacidad de interacción del hidrógeno con los defectos de la superficie metálica de las paredes de las instalaciones termonucleares y, para ello, los científicos del Departamento de Física del Plasma de la MEPhI han desarrollado un nuevo método de medición de este importante parámetro.
Según Gasparián, a diferencia de los métodos aplicados anteriormente, el nuevo sistema permite obtener los resultados de una forma más precisa. Los factores que hasta ahora influían en las cifras de las mediciones no afectan a la nueva fórmula o tienen un impacto muy limitado.
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