Científicos descubren un nuevo “asesino silencioso” presente en ambientes hogareños

  10 Noviembre 2018    Leído: 611
Científicos descubren un nuevo “asesino silencioso” presente en ambientes hogareños

Según los científicos puede llegar a causar diabetes tipo 2, producir daños a los pulmones, el hígado y el cerebro.

Para nadie es un secreto que fumar perjudica considerablemente la salud y no solamente la del fumador, si no también de quienes lo rodean. Pero si anteriormente los médicos y científicos advertían sobre el daño del tabaco y del humo de segunda mano (el exhalado por los fumadores), ahora han conseguido llegar aún más lejos, aseverando que los residuos de humo que se acumulan en la ropa, el cabello, los muebles y adentro del coche (llamado ‘polvo de tabaco’ o ‘humo de tercera mano’) resultan también peligrosos para nuestro organismo, según publicación del portal Science Alert.

Los daños que puede causar el humo de tercera mano
Luego de llevar a cabo una serie de ensayos en ratones, los científicos de la Universidad de California (Estados Unidos) revelan que el denominado humo de tercera mano puede llegar a causar diabetes tipo 2, producir daños a los pulmones, el hígado y el cerebro.

La doctora Manuela Martins-Green, autora principal del estudio, indicó que la finalidad del experimento era “determinar la cantidad mínima de tiempo requerida para causar cambios fisiológicos en los ratones cuando están expuestos a los restos de humo”.


“Descubrimos que la exposición al humo de tercera mano luego de un mes resultó en daño hepático. La exposición durante dos meses resultó en un mayor daño molecular, y de cuatro a seis meses causó aún más daño. También encontramos que los ratones mostraron resistencia a la insulina después de una exposición a largo plazo”, explicó Martins-Green.

Según señalan los expertos, el polvo del tabaco se convierte en una sigilosa toxina, es decir, un “asesino silencioso” que perdura durante muchos años en las superficies y es capaz de resistir incluso a los limpiadores más poderosos. Con el tiempo se acumula transformándose en sustancias químicas cancerígenas que pueden absorberse a través de la respiración y el contacto con la piel, perjudicando especialmente a los niños que suelen ingerir estas toxinas cuando se ponen las manos en la boca, advierten los investigadores.

grandesmedios.com


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