Las sanciones estadounidenses están perdiendo su eficacia y su función principal de herramienta de resolución de conflictos y están convirtiéndose en un medio unilateral para castigar a adversarios y perseguir prioridades nacionales partidistas, publica el portal The Atlantic.
Las exitosas sanciones del pasado fueron el resultado de un trabajo conjunto con aliados y organizaciones internacionales. Por ejemplo, la colaboración de EE.UU. y Europa en torno a las sanciones petroleras contra Irán en 2012 redujo a la mitad las exportaciones de crudo iraní e hizo caer un 9 % el PIB del país persa en dos años hasta marzo 2014.
"Estos esfuerzos acabaron ayudando a llevar a Teherán a una mesa de negociaciones", señala el artículo, que añade que, actualmente, los políticos estadounidenses ven las sanciones como un fin en sí mismo y no como un medio para conseguir un objetivo.
"Las sanciones están pensadas para inducir a los adversarios a empezar negociaciones. Cuando se alcanza la meta, deben levantarse", escribe el medio.
La nueva pasión de EE.UU. por las sanciones unilaterales está amenazando largas relaciones con sus aliados: luego de que el Gobierno de Trump se retirara del acuerdo nuclear con Irán, la Unión Europea respondió actualizando una ley que prohíbe que las empresas europeas observen ciertas sanciones de EE.UU.
Política interna
Las sanciones también están siendo dañadas por luchas de la política nacional. El Congreso de EE.UU. tiende a ver estas medidas como un método de arrebatar el control de la política exterior al Poder Ejecutivo. Tanto congresistas demócratas como republicanos han usado las sanciones antirrusas para ganar puntos contra el presidente, aunque cada bando tiene sus propias razones partidistas.
Ahora los demócratas podrían estar aplicando este guion a Corea del Norte. Por ejemplo, después de la cumbre de Singapur en junio pasado entre Donald Trump y Kim Jong-un, promovieron que el relajamiento de las sanciones a Pionyang y cualquier acuerdo dependiera del voto del Senado, lo que tendría como objetivo atar de manos al presidente y hacerle parecer débil.
'Coaliciones de sancionados'
The Atlantic advierte que al bloquear cada vez más sectores de actividad económica de sus adversarios, Washington está fomentando 'asociaciones de conveniencia'. Rusia y Venezuela, por ejemplo, han incrementado sus inversiones mutuas estando bajo las sanciones de EE.UU.
Si el Congreso limita la capacidad del Gobierno de Trump de alcanzar acuerdos con Pionyang, es muy probable que China impulse su comercio con Corea del Norte.
Más países y empresas podrían dirigirse a Pekín, por ejemplo, para que ejerza de intermediario y evitar así el alcance de las sanciones impuestas a Rusia. Tales subterfugios podrían incluso dar pie a 'coaliciones de sancionados', o ecosistemas de países y empresas sancionadas que operen libremente habiendo aceptado su estatus de sancionado.
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