La profecía de Gadafi se cumple en España

  01 Agosto 2018    Leído: 837
La profecía de Gadafi se cumple en España

El 26 de julio 500 inmigrantes africanos cruzaron ilegalmente la frontera de Ceuta y entraron en la Unión Europea. Los enfrentamientos entre la policía española y la marroquí y los inmigrantes protagonizaron los principales titulares. Ya en 2011, Muamar Gadafi predijo que algo así pasaría, opina Bernhard Black en su artículo para Sputnik.

Durante estos últimos enfrentamientos, los asaltos a la valla de Ceuta han sorprendido a las fuerzas del orden por su intensidad, y cerca del enclave español decenas de miles de africanos esperan todavía su oportunidad para llegar a Europa. Hasta ahora la Unión Europea no ha reaccionado ante la violencia que ya se está dejando ver. Ya lo dijo Gadafi.

"Si me quieren oprimir y desestabilizar, lo que harán será provocar el caos y apoyar a Bin Laden, y ayudarán a los grupos armados de los rebeldes. Pasará lo siguiente. Serán engullidos por una ola migratoria proveniente de África que estallará de Libia hacia Europa. Y nadie quedará aquí que pueda contenerlos".

Hasta 2011, Libia fue el país más rico de África y el sueño de los que, en países como Eritrea y Nigeria, se morían de hambre. Ahora, Libia es un país insostenible en el que se reparten el poder dos gobiernos y en el que no existe ningún orden. La caída de esta nación africana también ha desestabilizado, a la vez, a los países vecinos, indica Bernhard Black.

La organización por los derechos humanos Human Right Watch fue en este sentido cristalina cuando la guerra civil libia llegó a su fin: "Aquí las armas están circulando más que en cualquier otro lugar que hayamos podido ver (…) Durante la próxima década, esto se va a convertir en una amenaza para la región". Lo mismo que se pudo observar tras la intervención militar estadounidense en Irak, en Afganistán y en Siria. Los mismos países desde los que Alemania recibe la mayor parte de solicitudes de asilo. A Europa también llegan desde Nigeria, Eritrea, Somalia y Chad. El 75% lo hace por mar y salen desde los puertos libios.

La política de seguridad de la canciller alemana, Angela Merkel, en la crisis de los refugiados está siendo meridianamente opuesta a la del que ocupó su puesto hasta 1974, el excanciller Willy Brandt:

"En nuestra sociedad hay casi 2,5 millones de representantes de otras naciones. Hemos llegado a la necesidad de sopesar cuidadosamente dónde está la frontera más allá de la cual se agota nuestra capacidad de recepción y dónde nuestra responsabilidad social y nuestro sentido común", subrayó Brandt durante su mandato.

Helmut Schmidt, que sería canciller hasta 1982, fue más allá: "Si no queremos problemas, la cifra máxima de extranjeros en Alemania debe ser de cuatro millones. No seremos capaces de asimilar a más de 4,5 millones de extranjeros sin consecuencias". A día de hoy, en Alemania viven 10,6 millones.


Horst Seehofer, el ministro del Interior alemán, intentó con cierto éxito, junto con el canciller austriaco Sebastian Kurtz y los países del grupo de Visegrado, presentar un programa alternativo con el que abordar la crisis migratoria. Según el programa, los inmigrantes ilegales serán deportados, la protección de las fronteras exteriores se reforzará, en terceros países se construirán centros para aquellos refugiados a los que se les haya negado el asilo y Frontex se convertirá en una policía de frontera.

El programa establece que ahora es posible solicitar asilo en el país de origen. Ahora, con lo que se está dejando ver en Ceuta, se hace inevitable preguntarse cómo deben operar estos centros y cómo se deben proteger. La población africana crece muy rápidamente. Tanto que alcanzará los 2.500 millones en 2050. Y el flujo de refugiados puede crecer si el hambre, el mal estado de la economía, la corrupción y la falta de perspectivas vitales empeoran. Así que es posible que los refugiados no se conformen con una solicitud rechazada y sigan intentando cruzar a Europa.

Sin embargo, la esperanza no ha abandonado Siria, país desde donde ahora mismo fluyen no pocos inmigrantes a Europa. Con el apoyo de Rusia al presidente Bashar Asad ha conseguido en gran medida limpiar el país del Estado Islámico, proscrito en Rusia, y la guerra civil ya casi ha acabado. El propio presidente sirio ha sido claro: a todos los refugiados que quieran volver a casa se les garantizará un regreso seguro, empezando desde ya con aquellos que huyeron a los países vecinos, como Turquía, el Líbano y Jordania.


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