Los Veintiocho acordaron el viernes en Bruselas, la capital de Bélgica, varias medidas para controlar la crisis migratoria que vive Europa, priorizando la instalación de centros para refugiados, llamados “plataformas regionales”, en ciertos países africanos.
La Cancillería de Egipto reaccionó el mismo día a la idea y recalcó que El Cairo se opone a la creación de cualquier campamento para recibir o acoger a los inmigrantes y refugiados africanos en su territorio nacional.
El Gobierno de Argelia, por su parte, rechazó que este país se convirtiera en un “escudo” ante los inmigrantes africanos que buscan llegar a Europa.
De este modo, el Ministerio de Exteriores de Marruecos rechazó tales métodos para abordar la cuestión de los flujos de refugiados y aseveró que Rabat “siempre los ha rechazado”, ya que a su juicio son “medidas contraproducentes”.
El jefe del Ejército Nacional de Libia (LNA, por sus siglas en inglés), el general Jalifa Haftar, hizo énfasis que las fuerzas armadas no permitirán la presencia de ningún militar extranjero en el sur de Libia bajo la excusa de impedir la inmigración ilegal.
Desde Túnez, el canciller Jamís al-Yuhainawi, ha afirmado hoy que este país se opone a cualquier plan para recibir los refugiados y que hay otras medidas para frenar el fenómeno de la inmigración ilegal.
Las autoridades de los países del norte de África sostienen que la presencia de los inmigrantes en sus territorios cuesta mucho y ellos no son capaces de suministrar los costos.
Desde enero de 2015, Europa es blanco de un masivo flujo de inmigrantes procedente de los países africanos y del Oriente Medio, que huyendo de la guerra o buscando un futuro social y económico mejor, ponen en riesgo su vida en las peligrosas travesías del mar Mediterráneo.
HispanTV.es
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