El ministro apuntó que unos 3,8 millones de extranjeros llegan cada año a Nueva Zelanda, cifra que podría elevarse a 5,1 millones para 2024.
"A medida que va en aumento el número de visitantes a nuestro país año tras año, también crece la presión sobre nuestra infraestructura, sobre nuestro patrimonio y sobre nuestras comunidades. En muchos lugares, las costuras de la infraestructura turística están crujiendo", señaló Davis en una declaración publicada en el sitio web del gobierno.
El ministro agregó que las autoridades deben "encontrar una manera de proporcionar fondos sostenibles" para la inversión en infraestructura turística y la conservación del patrimonio.
"No creemos que la carga financiera deba recaer exclusivamente en los neozelandeses. Creemos que los visitantes deben pagar su parte justa", subrayó.
El impuesto, al que no estarán sujetos los visitantes procedentes de Australia y las islas del Pacífico, se cobraría a la hora de solicitar la autorización electrónica de viaje (ETA, en inglés) o el visado.
Según el ministro, la iniciativa generaría entre 60 y 80 millones de dólares neozelandeses en el primer año.
Por el momento, el gobierno planea someter la propuesta a un debate público y ha marcado el plazo hasta el 15 de junio para escuchar todas las ideas.
Sputnik
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