Un juzgado suspendió el 9 de junio la deportación de Estados Unidos del inmigrante ecuatoriano Pablo Villavicencio, quien había sido arrestado cuando entregaba unas pizzas en la base militar de Fort Hamilton en Nueva York. El éxito de sus abogados es provisional, pero durará al menos hasta el 20 de julio.
Ya el día de su detención, el 1 de este mes, los militares lo entregaron a las autoridades migratorias y sus funcionarios iban a mandarlo de vuelta a su país de origen en cuestión de días, según The Washington Post.
Desde entonces el hombre, de 35 años, se encuentra en custodia en una cárcel de Nueva Jersey. Los abogados, pertenecientes a la organización The Legal Aid Society, le prestaron la asistencia jurídica necesaria y pudieron conseguir una prórroga durante un mes y medio del cumplimiento de la extradición.
El propio gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, puso en tela de juicio el comportamiento de los agentes del servicio migratorio y pidió al Departamento de Seguridad Interna "asegurarse que hayan cumplido con el Estado de derecho". En una carta, mandada el viernes 8, expresó su sospecha de que el arresto tenía motivos étnicos y no haría "nada para que nuestras comunidades sean más seguras".
RT
Etiquetas: EEUU inmigrante
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