A ambos lados del canal, es vox populi que Davis no cuenta con ningún tipo de poder, ya que todas las negociaciones las está llevando a cabo el asesor personal de May, Oliver Robbins. Pero a Davis se le está agotando la paciencia y en caso de que hubiera presentado su renuncia, otros ministros euroescépticos como Michael Gove (Medio Ambiente) o Boris Johnson (Exteriores) habrían podido seguir sus pasos provocando una crisis de Gobierno sin precedentes a tan sólo semanas de la próxima cumbre europea.
Tras reuniones intensas de última hora, el Ejecutivo publicó ayer finalmente una «nota técnica», que fue remitida a Bruselas, donde especifica que «se espera» que el futuro acuerdo comercial y aduanero esté listo «como muy tarde» en diciembre de 2021. «Reino Unido tiene claro que la disposición aduanera temporal (o plan de contingencia), si fuera necesaria, debería ser limitada en el tiempo, y solamente se aplicaría hasta que se introdujera el futuro acuerdo aduanero», indica el texto. «Reino Unido tiene claro que el acuerdo aduanero futuro debe cumplir los compromisos adquiridos respecto a Irlanda del Norte», que incluyen mantener una frontera sin controles con Irlanda, a fin de preservar el proceso de paz de 1998.
La «Nota técnica: disposición aduanera temporal» aclara que, durante el periodo de un año de ese plan de contingencia, Reino Unido asumiría los mismos aranceles que la UE para garantizar la fluidez comercial y fronteriza. A final de mes, se celebrará una cumbre europea clave donde la cuestión irlandesa será la protagonista. Bruselas pide a Londres soluciones, pero May sigue sin consensuar una postura con su gabinete. Tras perder la mayoría absoluta en 2017, el Gobierno en minoría de Theresa May depende del apoyo de los diez diputados norirlandeses del DUP y estos le han dejado claro que no aceptarán ninguna propuesta que deje a la provincia en un estatus diferente.
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