"Las pruebas en vuelo están programadas para el año 2022", dijo Satovski al destacar que se trata de un proyecto conjunto del FPI, la corporación espacial rusa Roscosmos y la Corporación Aeronáutica Unificada de Rusia.
Según explicó, el cohete se utilizará para llevar a la órbita carga útil de hasta 600 kilogramos de peso.
"El esquema del funcionamiento del sistema prevé la separación de la primera etapa del cohete a unos 60 kilómetros de altura, su regreso al lugar del lanzamiento y el aterrizaje sobre una pista común y corriente", señaló el investigador.
Para regresar al lugar del lanzamiento —continuó Satovski— se utiliza un turborreactor, producido en serie pero modificado.
Los cálculos hechos por la FPI muestran que el lanzamiento de un cohete recuperable podría ser hasta dos veces más barato que el lanzamiento de un cohete portador "tradicional".
Cada bloque recuperable está diseñado para efectuar 50 vuelos sin la sustitución de los propulsores principales, que utilizan un combustible criogénico (oxígeno líquido y metano líquido).
Los lanzamientos se realizarán desde unas rampas de lanzamiento móviles, agregó el jefe del grupo de proyectos de la FIP.
La Fundación de Investigaciones Avanzadas de Rusia es una entidad estatal que se creó en 2012 y trabaja en tres direcciones fundamentales: la bioquímica y medicina, la físico-técnica y la informática.
En 2015 dentro de la FPI empezó a funcionar el Centro Nacional de Desarrollo de Tecnologías y Elementos Básicos de la Robótica.
La FPI actualmente trabaja en más de 60 proyectos, para lo cual se crearon más de 40 laboratorios en los más prestigiosos centros docentes, instituciones científicas y empresas militares del país.
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