El llamado que hizo Mammad Talibov, encargado de Negocios A. I. de la Embajada de Azerbaiyán en México, a los embajadores acreditados en nuestro país para cortar el pastel conmemorativo de los 100 años de la conformación de la República Democrática de Azerbaiyán, fue uno de los tantos detalles que emocionaron al borde de “poner la piel chinita” a quienes acudieron al memorable festejo.
Aplausos que duraron casi un minuto, fue lo que le valió al diplomático azerbaiyano ante tal ocurrencia, que permitió ver más que reunidos, sino unidos, a los embajadores y hasta a aquellos que no lo son y que quisieron sumarse al acto de la partida de pastel.
Pero si bien lo del pastel fue lo más memorable, no se quedaron atrás las danzas folklóricas azerbaiyanas, interpretadas por cinco bailarinas que lucieron hermosos trajes típicos azerbaiyanos; ni el meloso canto de Elia Anel Rosas, quien interpretó una canción en azerí, idioma oficial de Azerbaiyán, y la mexicana “El pastor”; ni los maravillosos paisajes azerbaiyanos a través de fotografías, y mucho menos, el suculento bufé con platillos de comida de la zona europea del Cáucaso.
“El país comenzó a construir los ejes que definen el Estado del presente, esencia del modelismo, convivencia de culturas e identidades e instituciones democráticas”, dijo sobre su país en su discurso, un emocionado Talibov, quien al término del evento, se dio tiempo para bailar acompañado por su esposa, Kamala Talibova, una música azerbaiyana.
Así, el salón “Candiles” del Club Naval de la Ciudad de México, albergó una de las fiestas nacionales más emotivas que se haya visto en México; como mencionó Talibov, los 100 años de “un pueblo talentoso, patriótico, progresista, guiado por su moderna visión de la creación de un Estado independiente, democrático y motivado por su aspiración para lograr valores universales”, y en este festejo en México, se demostró todo ello.
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