"No tuve ninguna sensación de que Rusia esté aislada, como quieren hacer ver nuestros enemigos, ni durante las conversaciones con los colegas occidentales, ni durante las conversaciones con otros colegas del G20", señaló.
El vicecanciller indicó que lamentablemente, debido a la cancelación de la visita del ministro de Asuntos Exteriores ruso a América Latina, fueron canceladas las reuniones bilaterales previstas con una serie de importantes países.
Sin embargo, durante el evento se sostuvieron contactos breves con representantes de varios países, quienes "nos recordaron que están junto a nosotros, que quieren colaborar con nosotros, que desarrollarán los contactos mutuos".
La reunión ministerial recién concluida no tenía el objetivo de alcanzar un denominador común, señaló el alto diplomático ruso.
"Algunos países intentaron potenciar no aquello que debe unirnos en la lucha contra los retos globales, sino que recordaron nuevamente las historias con los ataques químicos en Salisbury y los relacionaron con los ataques químicos en Siria", indicó.
Pero, según el canciller, se trata más bien de "la voz de una minoría".
Las relaciones entre Moscú y Occidente empeoraron a raíz de la situación en Ucrania y la adhesión de Crimea a Rusia tras el referéndum celebrado en marzo de 2014, en el que más del 96% de los votantes avaló esta opción.
Ese mismo año, EEUU, la Unión Europea y otros países aprobaron varios paquetes de sanciones contra Rusia.
Moscú, que respondió a las sanciones con un embargo alimentario, ha subrayado en reiteradas ocasiones que no es parte del conflicto en Ucrania.
Desde 2014 ha tenido lugar una serie de incidentes que han profundizado este distanciamiento, siendo el episodio más reciente el envenenamiento del exagente ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia en la ciudad británica de Salisbury.
Nada más abierta la investigación, que según Scotland Yard se prolongará por varios meses, Londres responsabilizó a Moscú de estar detrás del envenenamiento y catalogó el arma como neuroparalizante de la clase Novichok, supuestamente desarrollada por químicos rusos.
Moscú rechaza las acusaciones de Londres, que considera infundadas, y sigue reclamando acceso a las pruebas para poder colaborar con la investigación.
A raíz de este incidente, una serie de países occidentales protagonizaron una ola de expulsiones de diplomáticos rusos, ante lo cual Moscú respondió con medidas simétricas.
Sputnik