Birmania se comprometió este jueves con la repatriación segura de los rohinyá desde la vecina Bangladés tan pronto como sea posible, a pesar de las acusaciones de activistas que afirman que el gobierno está bloqueando intencionalmente la ayuda a los refugiados que enfrentan una grave escasez de alimentos en el estado de Rakáin.
Bangladés y Birmania firmaron un acuerdo de repatriación en noviembre del año pasado, pero Daca asegura que ni un solo refugiado ha podido regresar.
La ONU sostiene que el Gobierno de Birmania no ha podido asegurar el regreso seguro de los refugiados y que las casas y aldeas que quedaban han sido destruidas en nombre de las obras de desarrollo.
El Ministro de Bienestar Social, Alivio y Reasentamiento de Birmania, Win Myat Aye, quien visitó recientemente los campos de refugiados en Bangladés, aseguró este jueves que el gobierno estaba trabajando duro para el regreso seguro, digno y voluntario de los refugiados que proporcionan evidencia de su origen en el país.
“En primer lugar, quisiéramos reiterar que no estamos aceptando a aquellos que no presentaron las evidencias requeridas”, le dijo Win Myat Aye a los medios.
Con respecto de su visita de dos días a Bangladés a principios de este mes, dijo que conoció a refugiados rohinyá en Cox's Bazar de Bangladés.
“Para la repatriación, el primer paso para las personas desplazadas es llenar el formulario. Pero me sorprendió que ellos no han recibido ningún formulario para llenar a pesar de que los habíamos enviado hace meses”, comentó Myat Aye.
“Esto es completamente inesperado para nosotros”, le dijo el ministro birmano a los periodistas y diplomáticos internacionales en Rangún.
Myat Aye indicó que todos los refugiados con los que se reunió en los campamentos le expresaron sus deseos de regresar a Birmania, pero decían que el problema era la ciudadanía.
“Me dijeron que quieren la ciudadanía cuando regresen. Entonces, les explicamos sobre el proceso de verificación de ciudadanía”.
Birmania está bloqueando las ayudas “intencionalmente”
“Nos hemos estado preparando para el regreso seguro desde hace meses y ahora estamos listos. Nos gustaría empezar la repatriación tan pronto como sea posible debido a la llegada del monzón”, explicó el ministro birmano.
Sin embargo, admitió que se podría necesitar más tiempo para verificar a las personas, ya que los formularios enviados por el gobierno de Bangladés no se habían llenado por completo.
“Hemos visto las pobres condiciones en las que viven. Así que nos gustaría traerlos de vuelta tan pronto como sea posible”, aseguró Myat Aye.
Entre tanto, un grupo de activistas de Reino Unido acusaron al gobierno de estar bloqueando intencionalmente la ayuda para los aldeanos rohinyá que aún permanecen en el área.
En un comunicado emitido el jueves, la Red de Derechos Humanos de Birmania (BHRN, por sus siglas en inglés) declaró: “Aquellos que permanecieron han tenido acceso limitado a la ayuda, ya que las restricciones a ONG y organizaciones benéficas se mantuvieron en muchas áreas luego de los combates”.
“Si bien la Cruz Roja ha tenido acceso a algunas de estas áreas, otras siguen necesitando urgentemente alimentos y asistencia médica”.
El director ejecutivo de BHRN, Kyaw Win, le dijo a la Agencia Anadolu que nadie regresaría voluntariamente desde Bangladés a Birmania en este momento.
“¿Cómo puede el regreso ser digno y seguro?”, se cuestionó Win.
Desde el 25 de agosto de 2017, más de 750.000 rohinyás han cruzado la frontera desde el estado Rakáin, al occidente de Birmania, hacia Bangladés, según la ONU.
Los refugiados escapan de operaciones en las cuales las Fuerzas Armadas y hordas de budistas han asesinado hombres, mujeres y niños, saqueado hogares y quemado aldeas enteras.
Según Médicos sin Fronteras, por lo menos 9.000 rohinyás murieron en el estado de Rakáin desde el 25 de agosto hasta el 24 de septiembre.
En un reporte, publicado en diciembre de 2017, la organización humanitaria dijo que el 71,7 % de esas muertes (o 6.700) fueron violentas, incluyendo las de 730 niños menores de cinco años.
Los rohinyás, descritos por la ONU como el grupo de personas más perseguidas del mundo, se enfrentan a crecientes temores de ser atacados luego de que docenas fueran asesinados, víctimas de la violencia comunitaria en el 2012.
La ONU documentó violaciones masivas, asesinatos, palizas brutales y desapariciones. Representantes de la comunidad rohinyá dijeron que aproximadamente 400 personas han muerto en las operaciones.
Agencia Anadolu
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