Para determinar cuánto material biológico agitan los más pequeños a la hora de gatear, los investigadores utilizaron un robot humanoide del tamaño de un bebé, que imitó los movimientos de estos últimos sobre una alfombra.
Resulta que la cantidad de restos biológicos que acaba en los pulmones de los bebés es cuatro veces mayor que lo que inhalan los adultos al caminar por la misma superficie.
¿Suena alarmante? El autor principal del estudio, Brandon Boor, de la Universidad Purdue (EE.UU.), señala que la presencia de los microbios no es necesariamente algo malo para la salud de los pequeños.
"Muchos estudios han demostrado que la exposición inhalatoria a los microbios y partículas de alérgenos en aquella etapa de la vida desempeña un papel significante tanto en el desarrollo, como en la protección del asma y enfermedades alérgicas", ha explicado el investigador.
Ciertos estudios, además, revelaron que la presencia de altas concentraciones de diversos materiales biológicos puede disminuir la prevalencia del asma y distintos tipos de alergia en las posteriores etapas de la vida, concluyó Boor.
Rt.actualidad
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