Persiste el temor a practicarse la prueba del VIH
A casi cuarenta años de la aparición del VIH, el problema de acceso a información y a la educación sigue siendo un obstáculo.
Las experiencias de estigma y discriminación "que enfrentan las poblaciones que viven con VIH en diversos espacios, como la familia, el trabajo y el lugar de estudio, grupos o clubes sociales, servicios de salud t servicios psicosociales", son el reflejo de esta problemática, según la investigadora.
Algunas de las causas de que la epidemia persista en América Latina son la falta de acceso a información correcta y el hecho de que las campañas educativas no se dirijan a la población general, en lugar de focalizarlas en grupos de "alto riesgo".
En la región latinoamericana "las relaciones de opresión y desigualdad de género controlan socialmente la sexualidad de las personas", abundó.
Múltiples investigaciones en países de la región han evidenciado que el estigma hacia el VIH/sida tiene repercusiones en las condiciones de vida de las personas afectadas.
Rivera Díaz observó que las instituciones de salud han realizado múltiples campañas dirigidas a grupos que desde los inicios de la epidemia fueron considerados "de alto riesgo", pero ignoraron la importancia de educar a la población general sobre prevención y estigmas.
"Ello ha creado un imaginario social en torno a quién es esa persona que vive con VIH cuando la realidad es que todos y todas podríamos estar expuestos", reflexionó la docente de la Universidad de Puerto Rico.
Además, se debe tener en cuenta que en Latinoamericana y el Caribe "permea un discurso patriarcal que pone en condición de desigualdad a las mujeres en torno a tomar decisiones sobre su sexualidad y esto se refleja en las estadísticas" sobre VIH, observó.
En 2015 en el Caribe las mujeres representaron un 35% del total de nuevas infecciones en personas adultas, y en el grupo de 15 a 24 años fueron el 46%.
Migraciones y VIH
Rivera Díaz señaló que "la desigualdad ha arropado a los países más pobres de la región, propiciando procesos migratorios forzados y si bien se establecen políticas internacionales y entre fronteras para propiciar el desarrollo económico, no se actúa de igual manera para promover el bienestar humano".
Tal es el caso de EEUU, donde las políticas migratorias y de salud "afectan discriminadamente a las poblaciones de inmigrantes", sostuvo.
"Existen leyes como la "Ryan White" que permite que un inmigrante, independientemente de su estatus migratorio, que viva con VIH, pueda recibir tratamiento antirretroviral y sin embargo, no tiene derecho a contar con un servicio de salud", comentó la especialista.
Acceso a tratamientos
Según cifras de la agencia de las Naciones Unidas para el VIH/sida, Onusida, solo un 53% de las personas que viven con VIH accede a tratamientos.
La Organización Mundial de la Salud y Onusida señalan además que el VIH/sida sigue siendo uno de los más grandes problemas de salud pública del mundo, especialmente en los países empobrecidos o de ingresos medianos.
"Ciertamente aunque el acceso al tratamiento con antirretrovirales permite a las personas seropositivas vivir más tiempo y en mejor estado de salud, solo el 53% de los 36,7 millones de personas que viven con VIH recibieron tratamiento antirretroviral en 2016, a nivel mundial", contó Rivera Díaz.
En el caso de su país, Puerto Rico, del total de la población mayor de 18 años diagnosticada con VIH, el 71% recibió tratamiento.
VIH y violencia hacia las mujeres
Entre los errores que están cometiendo los gobiernos de la región para que la epidemia no cese, la especialista destaca los pocos fondos destinados a la prevención, la falta de reconocimiento del papel que juega la desigualdad que viven las mujeres y niñas y el escaso acceso a servicios de salud pública e integral con enfoques preventivos.
Diversas investigaciones han evidenciado que la violencia contra mujeres y niñas aumenta su riesgo de contraer VIH.
Debido a que aún las mujeres son llamadas a "a atender el espacio de la familia, y anteponer su salud por su familia y con sus cuerpos y sexualidades históricamente determinadas y bajo el control de los hombres, el sentido de culpa y responsabilidad por tener VIH, será una razón adicional que se sumará para no allegarse a servicios de tratamientos ni a otros servicios psicosociales", concluyó la experta.
En 2016 hubo 1,8 millones de nuevas infecciones por VIH en todo el mundo. Sputnik