Plotnitski presentó su dimisión por motivos de salud. El nuevo jefe es el ministro de Seguridad, Leonid Pásechnik.
Analizando lo que pasó en Lugansk, Akópov concluye que no habrá ningún cambio en el proceso de Minsk, ninguna fusión de Lugansk con Donetsk y no hay ninguna amenaza a la mera existencia de la autoproclamada República de Lugansk.
"Con todos los desacuerdos dentro de su liderazgo, no ha habido traidores allí. Las insinuaciones contra Plotnitski se pueden incluir en la categoría de ataques de información.
No importa quién se convierta en el nuevo jefe de la República, sus estructuras políticas y de poder seguirán siendo las mismas, aquellas que entienden que la República beligerante necesita minimizar conflictos internos", escribe Akópov.
Según su punto de vista, no hay y no habrá ningún cambio en la relación entre Lugansk y Moscú, ya que Rusia apoya a las Repúblicas no reconocidas y a su población, "y no a los individuos".
Lo que pasó con la dimisión de Plotnitski es un ejemplo de cómo Moscú apoya y ayuda a las Repúblicas, en vez de dirigirlas, como afirman en Kiev, insiste Akópov.
Recuerda como hace poco el presidente ruso Vladímir Putin, en un intento de ayudar en el intercambio de prisioneros entre Ucrania y las Repúblicas autoproclamadas, prometió hablar con los líderes de Lugansk y Donetsk. Cuando un periodista afirmó que esto determinaría todo, Putin replicó: "No, en absoluto… En términos generales son muy duros… Es difícil tratar con ellos".
"De hecho, si Moscú hubiera estado a cargo de Lugansk, no habría permitido llevar el conflicto por el liderazgo de la República a una confrontación abierta: la aparición de vehículos blindados en las calles o duras declaraciones con acusaciones mutuas. Precisamente porque el poder en la autoproclamada República de Lugansk es local y representa diferentes fuerzas locales, suceden conflictos dentro de este poder", explica el experto ruso.
Concluye que el papel de Moscú en Lugansk, aparte de otro tipo de apoyo como la ayuda humanitaria, consiste en resolver los conflictos dentro de la élite y promover el trabajo armonioso de todos los ciudadanos de Lugansk para la causa común.
Akópov sueña con que las Repúblicas de habla rusa sirvan a largo plazo como un "punto de unión de una nueva Ucrania, o, para ser más exactos, de la antigua y única Ucrania".
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