Este simple hábito diario te ayudará a vivir más y mejor

  18 Octubre 2017    Leído: 664
Este simple hábito diario te ayudará a vivir más y mejor
En las sociedades occidentales se suele desayunar ligeramente o directamente no comer nada por las mañanas. No obstante, los científicos apuntan a que un desayuno pobre en calorías podría causar un infarto cerebral o cardiaco.
Un reciente estudio realizado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) apunta a que consumir menos del 5% de las calorías que debemos tomar durante el día en el desayuno aumenta el riesgo de sufrir aterosclerosis —acumulación de grasa en el interior de las arterias—.

Esta cantidad supone unas 100 calorías si mantenemos una dieta diaria de 2.000 calorías.

Los investigadores estudiaron el estado de salud de 4.000 personas que tenían entre 40 y 54 años de edad, cuando el riesgo de padecer de este mal empieza a aumentar. También respondieron a un cuestionario detallado sobre su dieta durante los 15 días previos al estudio.

Basándose en los datos recopilados, los investigadores determinaron que solo una quinta parte de los participantes tomaba un desayuno fuerte, con más del 20% de las calorías diarias. Mientras que el 3% desayunaba escasamente o bien no consumía nada en absoluto.

Si bien entre los integrantes del primer grupo el 57% de los estudiados mostró algún tipo de aterosclerosis, en el segundo este índice aumentó hasta casi el 75%. La desproporción se hizo todavía más evidente al tratarse de la aterosclerosis subclínica generalizada —aquella que afecta a más de la mitad de las principales arterias del cuerpo y, por tanto, es más grave—. Solo el 10% de los que consume un desayuno importante la padecen, mientras que entre los que casi no comen la cifra asciende hasta el 29%.

Estos resultados le dan un barniz científico al dicho de que hay que "desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo".

Y es que, según los autores del estudio, un buen desayuno pone en marcha el reloj biológico del cuerpo encargado de regular el hambre durante el resto del día. Los investigadores recomiendan un desayuno alto en calorías, pero también sano, que podría incluir un café con leche, frutas o un vaso de zumo, frutos secos y un par de tostadas con tomate y aceite de oliva.

Además, para cuidarse todavía más hay que evitar todos los demás factores de riesgo cardiovascular, como la inactividad, el tabaco o una dieta alta en grasas y azúcares.


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