Este fenómeno, conocido como 'anillo de Einstein' —y que visualmente se asemeja a un eclipse—, ha sido observado por los astrónomos en multitud de ocasiones, pero siempre en el sistema solar.
En nuestra galaxia, cuando una estrella pasa frente a otra, los astrónomos observan la luz de la más lejana sobre la más cercana cuando se encuentran en perfecta alineación. Los astrónomos llamaron a este fenómeno 'microlente gravitacional'.
Pero Einstein también predijo que si la fuente de luz y la estrella no estuviesen en perfecta alineación, la desviación causaría que la estrella pareciese moverse observada desde nuestro planeta. Ha sido el tamaño de ese movimiento casi imperceptible el que ha podido determinar su masa. El efecto es tan pequeño y la probabilidad de tal alineación tan poco probable, que Einstein pensó que nunca podría observarse.
El Hubble fue la clave
Los astrónomos utilizaron el telescopio espacial Hubble para detectar ese efecto. Empezaron observando aquellas estrellas que pronto se alinearían hasta que toparon con la elegida: la enana blanca Stein 2051 B —una estrella de poco tamaño pero muy brillante a unos 18 años luz de la Tierra-, llamada a pasar cerca de otra estrella en marzo de 2014.
Cuando llegó el momento de la alineación, los astrónomos fueron capaces de capturar las más pequeñas desviaciones hasta calcular que la masa de la Stein 2051 B era aproximadamente el 68% de la masa del Sol.
Así, los investigadores han tenido que esperar décadas para poder construir telescopios suficientemente potentes, como el Hubble, que detecten dicho fenómeno lejos de nuestro sistema solar, algo que ni el mismísimo Einstein había creído posible.
Sputnik
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