Este conducto causa una infección por un hongo llamado Eryniopsis lampyridarum, pero esto no es lo peor.
Al cabo de unas horas, las bellas 'resucitadas' abren las alas como si se prepararan a emprender el vuelo, postura en la cual atraen al macho vivo que no resiste a la tentación y acude raudo a aparearse con la hembra zombi.
El investigador Donald Steinkraus de la Universidad de Arkansas, tras estudiar el caso de casi medio millar de insectos, reveló que una quinta parte de ellos era portador de la infección del hongo, y la mayoría de los contagiados abrían las alas al menos 15 horas después del tránsito a la vida celestial.
El hongo no interfiere en el sistema nervioso del insecto pero el crecimiento del organismo en el vientre de coleóptero 'fuerza' el despliegue de las alas, y en general, el aumento del tamaño del escarabajo, haciéndolo aún más atractivo para los machos de su especie y ayudando a propagar la infección.
"Es lo mismo que si tras 24 horas en la morgue un cadáver humano se sentara y levantara los brazos. Espectáculo no recomendado para débiles de corazón", compara Steinkraus citado por la revista New Scientist.
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