La relación entre Hillary y Bernie: de la amistad a la gresca

  10 Junio 2016    Leído: 494
La relación entre Hillary y Bernie: de la amistad a la gresca

¿Pero qué se piensa este hombre?», criticaba este martes en Brooklyn Carol Hoffman, una seguidora de Hillary Clinton en la celebración de su victoria numérica en las primarias. Se refería, claro, a Bernie Sanders, el rival demócrata de la ex secretaria de Estado, que se niega a dar su brazo a torcer e insiste en llevar la pelea por la nominación demócrata hasta la convención del partido el próximo julio. «Debería darse por vencido, ha perdido, ya está. Creo que está disfrutando de esto», añadía sobre el senador de Vermont.

En la otra punta del país, en California, en un acto similar de la campaña de Sanders, sus jóvenes correligionarios abucheaban cada vez que Hillary Clinton aparecía en las pantallas. El electorado demócrata se ha polarizado mucho más de lo que parecía posible al comienzo de la campaña.

Al contrario que las primarias republicanas-un circo de insultos y exabruptos con Donald Trump como director-, los aspirantes demócratas han guardado las formas en los debates, han felicitado con educación las victorias del otro y han dejado de lado los ataques personales. Al menos, hasta la recta final de la campaña, en la que el tono de los candidatos se endureció. Sobre después de que Sanders declarara que Clinton no estaba «cualificada» para ser presidenta y los continuos ataques sobre su financiación y sus lazos con Wall Street.

Sanders respaldó a Bill Clinton en contra de su procesamiento tras el escándalo Lewinsky
La relación entre ambos, sin embargo, viene de lejos. Su primer contacto fue cuando Bill Clinton estaba en campaña contra George H.W. Bush en 1992, en la que fue su primera elección como presidente. Entonces, Sanders era un miembro de la Cámara de Representantes y, al igual que hoy, la reforma sanitaria era una de sus prioridades.

Le pidió colaboración para que diera su apoyo a una legislativa sanitaria en el Congreso y, más tarde, cuando Bill puso a Hillary al frente del grupo de trabajo para crear una reforma sanitaria, sus contactos fueron constantes. También como hoy en día, Sanders trató de presionar a Hillary para llevarla a posiciones más progresistas. A él se le conocía como «el único socialista en el Congreso» y los Clinton eran los estandartes de los «nuevos demócratas», el ala centrista del partido.

A pesar de sus desavenencias, su relación fue más que correcta. Sanders respaldó a Bill Clinton en contra de su procesamiento tras el escándalo Lewinsky y, según «Politico», siempre admiró la inteligencia de la pareja. «Quizá no debería decir esto: me gusta Hillary Clinton», dijo al comienzo de las primarias en una entrevista en CNN.

En las quinielas
Hillary aprovecha cada celebración de resultados para reconocer la importancia de Sanders en activar al electorado joven demócrata y se ha mostrado dispuesta a trabajar con el senador de Vermont en el resto de la campaña, al que incluso colocan en las quinielas del «ticket presidencial» como vicepresidente, para conquistar el voto joven que está en sus manos.

La relación correcta y amistosa que han guardado todo este tiempo podría estallar si Sanders, con la carrera por la nominación perdida, opta por dar batalla en la convención de Filadelfia del mes que viene y dividir todavía más al electorado demócrata. Sería un golpe duro para Clinton y para el partido de cara al enfrentamiento con Donald Trump en otoño.

Otro insigne político independiente, Ralf Nader, aseguró a «Politico» que la relación entre Clinton y Sanders no era una amistad: «Es más un consentimiento mutuo». A los demócratas les conviene que, al menos, eso se mantenga.


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