Donal Trump, el `litigador jefe`
Los portavoces del empresario han declarado a USA Today que esa querencia por el juzgado es normal en las empresas inmobiliarias y del juego. Pero el diario ha comparado los datos del candidato republicano con los de otros cinco grandes empresarios de esos sectores, y ha descubierto que Trump ha pasado por más litigios que todos ellos juntos.
Y eso que en ese grupo está gente como Larry Silverstein, el promotor de las Torres Gemelas, por las que fue a juicio contra las aseguradoras tras los atentados del 11-S. Por no hablar de Sam Zell, amigo de Bill y Hillary Clinton, cuya dialéctica deja a Trump al nivel de la de un monje de clausura. Porque, al ser cuestionado por la redacción de Los Angeles Times -del que fue propietario entre 2007 y 2009 y al que llevó a la suspensión de pagos- acerca de su decisión de incluir anuncios de clubes de striptease en el diario, respondió a los periodistas, en términos que el Libro de Estilo de EL MUNDO (y probablemente el de Los Angeles Times) desaconseja emplear: el que no le guste practicar el cunnilingus, "es antiamericano".
Además, Trump ha tenido que dar marcha atrás en un brutal intento de desacreditar al juez que ve una de las causas en su contra, la demanda por el presunto fraude de la universidad Trump. El problema del juez: se llama Gonzalo Curiel. "Es mexicano", ha dicho el republicano, lo que en teoría debería hacer que se retirara del caso. Curiosamente, Curiel es de Iowa. Y su padre -que sí era mexicano- se nacionalizó estadounidense antes que la madre de Trump, que era inmigrante escocesa.
"Ya, pero yo no voy a construir un muro alrededor de Escocia", ha dicho, en respuesta a las críticas. Acaso no, pero, siguiendo esa lógica, si fuera presidente no podría pronunciarse sobre la secesión de ese territorio. Claro que eso no es algo que le importe mucho a Trump. Interrogado acerca de si aceptaría que un juez musulmán le juzgara, ha respondido "No". Y, desde luego, si alguien sabe de juicios, es él.