Donal Trump, el `litigador jefe`

  09 Junio 2016    Leído: 399
Donal Trump, el `litigador jefe`
La serie Ley y Orden, que narra las peripecias de un juzgado de Nueva York y es, tras Los Simpson, la producción televisiva con mayor número de episodios: 456 capítulos, distribuidos en 20 temporadas. La vida de Trump, hasta la fecha, lleva 3.500 procesos legales. O sea, que harían falta unas 154 temporadas televisivas (de aquí al año 2170) para recogerlas todas, a juicio por episodio. La cifra de 3.500 litigios contra Trump y sus empresas ha sido compilada por el diario USA Today, en una espectacular estadística que deja claro que, si gana las elecciones del 8 de noviembre, el republicano será, más que comandante en jefe, litigante en jefe. De acuerdo con los datos del periódico, 1.900 casos han sido contra Trump y sus entidades, mientras que él ha llevado a otros al juzgado 1.600 veces. A día de hoy, Trump tiene 50 casos pendientes, incluyendo dos con el chef de origen español José Andrés, que rompió su contrato con el candidato para gestionar un restaurante en el hotel que éste está construyendo en Washington debido a las declaraciones xenófobas del empresario. Según ha podido saber EL MUNDO, las obras del hotel están avanzando a toda prisa, porque Trump quiere inaugurarlo en septiembre, cuatro meses antes de lo previsto, y así usar su presunta eficacia a la hora de, como él dice, "hacer que se hagan las cosas" como argumento en la campaña electoral.

Los portavoces del empresario han declarado a USA Today que esa querencia por el juzgado es normal en las empresas inmobiliarias y del juego. Pero el diario ha comparado los datos del candidato republicano con los de otros cinco grandes empresarios de esos sectores, y ha descubierto que Trump ha pasado por más litigios que todos ellos juntos.

Y eso que en ese grupo está gente como Larry Silverstein, el promotor de las Torres Gemelas, por las que fue a juicio contra las aseguradoras tras los atentados del 11-S. Por no hablar de Sam Zell, amigo de Bill y Hillary Clinton, cuya dialéctica deja a Trump al nivel de la de un monje de clausura. Porque, al ser cuestionado por la redacción de Los Angeles Times -del que fue propietario entre 2007 y 2009 y al que llevó a la suspensión de pagos- acerca de su decisión de incluir anuncios de clubes de striptease en el diario, respondió a los periodistas, en términos que el Libro de Estilo de EL MUNDO (y probablemente el de Los Angeles Times) desaconseja emplear: el que no le guste practicar el cunnilingus, "es antiamericano".

Además, Trump ha tenido que dar marcha atrás en un brutal intento de desacreditar al juez que ve una de las causas en su contra, la demanda por el presunto fraude de la universidad Trump. El problema del juez: se llama Gonzalo Curiel. "Es mexicano", ha dicho el republicano, lo que en teoría debería hacer que se retirara del caso. Curiosamente, Curiel es de Iowa. Y su padre -que sí era mexicano- se nacionalizó estadounidense antes que la madre de Trump, que era inmigrante escocesa.

"Ya, pero yo no voy a construir un muro alrededor de Escocia", ha dicho, en respuesta a las críticas. Acaso no, pero, siguiendo esa lógica, si fuera presidente no podría pronunciarse sobre la secesión de ese territorio. Claro que eso no es algo que le importe mucho a Trump. Interrogado acerca de si aceptaría que un juez musulmán le juzgara, ha respondido "No". Y, desde luego, si alguien sabe de juicios, es él.

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