Dos aviones chinos protagonizaron un nuevo incidente aéreo con un aeroplano espía de EEUU en laregión del Mar de China Meridional este martes, al aproximarse a él de forma poco "segura", según un comunicado que difundió este miércoles el cuartel general norteamericano en la zona del Pacífico.Se trataría del segundo sobresalto que se genera en la disputada zona marítima en las últimas semanas en medio de una dinámica de creciente tensión auspiciada por la próxima resolución del la Corte Internacional de La Haya sobre esta pugna territorial, que se presupone será contraria a Pekín, que ha rechazado participar en el caso.El comunicado norteamericano indicó que dos cazas chinos J-10 se acercaron en demasía al avión de reconocimiento RC-135, aunque el portavoz militar, el comandante David Benham, matizó que podría tratarse sólo de un error de los pilotos de Pekín y no "una provocación".El mes pasado, Washington acusó a un J-11 chino de volar a sólo 15 metros de un avión EP-3 norteamericano estando a punto de provocar la colisión, algo que negó Pekín, pero que recuperó la triste memoria del suceso de abril de 2001, en el que dos aeroplanos de ambos países chocaron en una situación similar. Entonces murió un piloto chino y se generó una grave crisis diplomática bilateral.En esta ocasión, Pekín volvió a reiterar que EEUU está "exagerando al alza" lo que, dijo, fue una simple operación de vigilancia del sobrevuelo de la nave estadounidense. "Los pilotos chinos son profesionales y se comportan de acuerdo a las leyes y las normas", indicaron los militares chinos en un texto que enviaron a la agencia Reuters."China tiene derecho a tomar medidas defensivas", puntualizó el portavoz del Ministerio de Exteriores, Hong Lei.El altercado se produjo justo cuando el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y su contraparte local, el consejero de Estado Yang Jiechi, concluían en la capital china la segunda jornada del foro anual de diálogo entre las dos naciones, que dejó en evidencia la diferente visión que mantienen ambas capitales sobre la soberanía del Mar de China Meridional, un estratégico pasaje por el que circulan mercancías por valor de cinco billones de euros cada año.China ha acelerado la expansión de los enclaves que controla en el archipiélago de las islas Spratly anticipándose a la resolución del tribunal internacional. La agencia oficial Xinhua anunció este lunes la próxima finalización de un hospital y una granja en esa remota ubicación, cuya soberanía también reclama Filipinas y Vietnam, y la próxima construcción de otros dos faros. La agencia Bloomberg añadió que entre los proyectos de Pekín para afianzar su control de la zona figura también una ingente estación submarina situada a 3.000 metros de profundidad.La nación asiática, por boca de su viceministro de Asuntos Exteriores, Liu Zhenmin, afirmó en un reciente encuentro con periodistas norteamericanos que China en realidad ha sido el "último" país en ampliar los islotes y arrecifes del también llamado Mar del Sur de China y dijo que sólo comenzaron en 2013.El mismo funcionario advirtió que las repetidas maniobras navales y aéreas de EEUU bajo el operativo `Libertad de Navegación` no "pueden suponer una intrusión en las aguas territoriales o el espacio aéreo chino" -Pekín considera que el 80% del Mar de China Meridional está bajo su soberanía- y dijo que ésa es una "línea roja.. donde no hay espacio para el compromiso o las concesiones"."China no quiere una guerra, pero nos enfrentaremos a EEUU si inician un conflicto. China tendrá que defenderse", observó.Zhemin admitió que el dictamen de La Haya no será favorable a Pekín, pero dijo que su país ignorará lo que calificó como "insulto" filipino. Manila fue quien inició este caso jurídico en un intento por hacer contrarrestar la evidente inferioridad militar que mantiene respecto al gigante asiático.El diario `South China Morning Post` aseguró esta semana que las autoridades chinas podrían responder a la decisión de la corte europea proclamando una zona de exclusión aérea en torno a las Spratly similar a la que ya anunciaron en el Mar del Este de la China en 2013, aunque la cúpula china parece haber acogido con beneplácito el acceso al poder del nuevo presidente filipino Rodrigo Duterte, cuyas primeras declaraciones le alejan de la firme alianza que había establecido su antecesor con EEUU.
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