El reciente estudio de Roel Vermeulen y su equipo de la Universidad de Utrecht (Países Bajos) pone el foco precisamente en la última versión. Los científicos holandeses revelaron que las personas que trabajan cerca de altos niveles de campos magnéticos de muy baja frecuencia, como los pilotos de aviones, instaladores de líneas eléctricas y soldadores, tenían el doble de probabilidades de desarrollar la ELA que aquellos que nunca habían tenido ese tipo de exposición.
El equipo ha subrayado que este estudio es observacional, ya que no se ha demostrado que los campos sean los causantes de la ELA, solo que este factor está vinculado con la posibilidad de que una persona desarrolle la enfermedad.
Además, Christian Holscher, profesor de ciencias biomédicas y de la vida en la Universidad de Lancaster (Reino Unido), alerta de que los resultados deben ser interpretados con precaución: el estudio aglutinó a más de 58.000 hombres y 6.500 mujeres; de ellos, 76 hombres y 60 mujeres murieron de la ELA.
Es más, el estudio de Vermeulen fue publicado en la revista Occupational & Environmental Medicine, cuyo factor de impacto es bastante bajo: solo 3.267 puntos en 2014. Por establecer una analogía, el factor de impacto de la revista Science era de 34.661 puntos para 2015.
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