Así lo describe un sacerdote español que visitó la metrópolis mesoamericana, la cual fue fundada alrededor del año 1.250 en el territorio que ahora es parte de México. Un grupo internacional de arqueólogos acaba de descubrir en esta antigua ciudad algo impensado para los expertos de Mesoamérica: una república, escribe ScienceMag.
El proceso para llegar a ser un representante del pueblo en la ciudad de en la época descrita era muy duro. De sobrevivir a la ceremonia anteriormente descrita, el candidato entraba en el templo y permanecía allí por hasta dos años mientras que los sacerdotes le enseñaban el código moral y legal. También lo torturaban con hambre, golpeaban con látigos cuando se quedaba dormido y lo obligaban a cortarse en rituales de derramamiento de sangre.
Según la investigación liderada por el arqueólogo Lane Fargher y el antropólogo Richard Blanton, Tlaxcallan es una de las sociedades premodernas a nivel mundial que, de acuerdo con los arqueólogos, estaban organizadas de manera colectiva; donde los gobernantes compartían su poder y la gente común tenía voz en las decisiones importantes.
Estas sociedades no eran necesariamente democráticas en el sentido moderno, en las que los ciudadanos emiten votos, pero eran radicalmente diferentes a los sistemas políticos donde el poder era heredado y autocrático. Los arqueólogos dicen que estas 'sociedades colectivas' dejaron huellas en la cultura material, como la arquitectura repetitiva, el énfasis en el espacio público, la preferencia por la producción local a costa de bienes exóticos y las brechas de riqueza, las cuales eran menos significativas.
La mayoría de las ciudades mesoamericanas estaban centradas en un núcleo monumental de pirámides y plazas. En Tlaxcallan, sin embargo, las plazas estaban esparcidas por todos los barrios, sin centro ni jerarquía clara. Asimismo, Fargher señala unas líneas rocosas en la tierra arenosa donde había murallas hace 600 años. Según el arqueólogo, era una serie de pequeñas habitaciones que fueron reconstruidas varias veces con un patio: una casa típica de una persona común.
"Durante mucho tiempo en el marco de la arqueología habíamos estado buscando marcadores de un rey. Ahora, hay que dar sentido a las sociedades sin rey", dice una de los investigadores, Rita Wright.
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