La declaración reza: "Durante su ocupación de los territorios de Azerbaiyán, Armenia destruyó casi todas las ciudades, pueblos y aldeas de donde los azerbaiyanos fueron expulsados, y plantó más de un millón de minas terrestres para impedir su regreso.
El odio étnico profundamente arraigado hacia los azerbaiyanos en la política del Gobierno de Armenia queda patente en su voluntad de llegar a extremos, incluso a costa de devastar los territorios de Armenia, donde se considera que los azerbaiyanos regresarán, provocando deliberadamente desastres medioambientales.
Por ejemplo, el combinado de cobre y molibdeno de Zangazur, en Gajaran, y el combinado minero de Gafan liberan residuos mineros que contienen metales pesados como cromo, níquel, cobre, molibdeno, zinc, aluminio, vanadio y plomo. Esta contaminación afecta directamente a los ríos Okchuchay y Araz, que bajan hasta Azerbaiyán, poniendo en peligro la salud y el bienestar de las comunidades de la región.
Además, el Combinado de Cobre y Molibdeno de Akarak (Agarak) contamina el río Araz a través de Karchivanchay con residuos mineros que contienen metales pesados. La planta de fundición de cobre de Goycha (Gegharkunik) emite grandes cantidades de dióxido de azufre y otros contaminantes, causando contaminación atmosférica y lluvia ácida. El río Zod (Sotk), situado cerca de la mina, ha sido contaminado con metales pesados peligrosos como cobre, hierro, cadmio y molibdeno. Estos ejemplos son una clara prueba de que las destructivas prácticas mineras de Armenia se concentran en las mismas zonas que antaño estaban densamente pobladas por azerbaiyanos.
Esta nefasta actitud del gobierno de Armenia hacia la naturaleza revela hasta qué profundidades está dispuesto a hundirse para impedir el regreso de los refugiados azerbaiyanos y perpetuar su política de limpieza étnica.
Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que adopte medidas decisivas contra las prácticas malintencionadas de Armenia, que contravienen las obligaciones de este país en virtud de los convenios internacionales en materia de protección del medio ambiente. Es imperativo reconocer que estas minas y plantas están situadas deliberadamente en las zonas de las que los azerbaiyanos fueron expulsados por la fuerza, lo que subraya aún más la política de limpieza étnica de Armenia. La comunidad internacional debe condenar las acciones de Armenia y exigir que cesen inmediatamente todas las actividades que violan las normas medioambientales internacionales, ponen en peligro la salud humana e impiden el regreso seguro de los refugiados azerbaiyanos y causan importantes daños transfronterizos al vecino Azerbaiyán.
Además, el restablecimiento del equilibrio medioambiental y la protección de los derechos humanos deben perseguirse con la máxima urgencia. La comunidad internacional, junto con las partes interesadas responsables, debe colaborar para garantizar el regreso seguro y digno de los refugiados azerbaiyanos a sus hogares, libres de la amenaza de la contaminación y la destrucción. Al abordar estas atroces violaciones, podemos fomentar un futuro sostenible e integrador que respete los derechos y el bienestar de todas las personas afectadas por las prácticas perjudiciales de Armenia."
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