Según AZERTAC, hace 30 años más de 150 residentes de Sadarak murieron en las batallas contra los invasores armenios. Durante los años de independencia esta región ha sido mejorada, se han realizado un conjunto de obras creativas.

La preocupación de los habitantes de Sadarak es muy natural, ya que Arazdayan, donde los armenios se disponen a construir una fábrica, está a orillas del río Araz. Los residuos industriales se verterán en el río, cuyas aguas son utilizadas por los lugareños para fines domésticos.

Los habitantes de la zona afirman que se trata de un nuevo delito medioambiental por parte de Armenia. Porque el afluente del Araz, "Shir Arkhi", ha sido contaminado repetidamente por los armenios. Los activistas medioambientales locales están seguros de que el lugar de construcción de la planta no es accidental, ya que los armenios podrían haberla construido lejos de la frontera.

Según el "Convenio sobre la evaluación del impacto ambiental en un contexto transfronterizo", si una actividad económica importante prevista por una parte del Convenio en el territorio del país puede tener un impacto ambiental negativo en otros países, esta actividad debe coordinarse con las autoridades competentes de los países fronterizos. Azerbaiyán y Armenia son partes en este convenio. El documento de evaluación preparado debe ser revisado no sólo por Armenia, sino también por los organismos pertinentes de Azerbaiyán, deben celebrarse audiencias públicas con la participación de los azerbaiyanos, que viven en las proximidades de la región.

Cabe recordar que los armenios han convertido el río Araz en víctima de una catástrofe ecológica. El río Araz se ha convertido literalmente en un colector de las empresas mineras armenias. Los estudios demuestran que 350 millones de metros cúbicos de agua que fluyen por el territorio de Armenia se contaminan anualmente con productos químicos.

Además, los hechos demuestran que Armenia es un peligro no sólo para Azerbaiyán, sino para toda la región. Estamos hablando de la central nuclear de Metsamor, en funcionamiento desde hace más de 40 años, y que hace tiempo que ha llegado al final de su vida útil.

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