En términos básicos, la privacidad de los `chats` se garantiza mediante llaves de encriptación únicas intercambiadas por dos usuarios. Los dos interlocutores pueden leer los mensajes y cualquier observador externo, no. La laguna radica en que en caso de que un código sea cambiado, los mensajes no entregados —debido, por ejemplo, a la falta de conexión a internet— se cifran y se mandan de nuevo. Teóricamente, esto permite que sean interceptados por el mismo WhatsApp. "Si algunas estructuras gubernamentales pidieran a Whatsapp que le proporcionara acceso a los mensajes, la dirección podría hacerlo cambiando la llave de encriptación", explica Boelter a The Guardian.
No se trata solo de mensajes aislados, ya que al enviarlos sin que llegue la confirmación de entrega y luego cambiar la llave de encriptación, toda la discusión puede ser revelada, advierte el experto. Whatsapp confirmó el funcionamiento descrito del mecanismo de encriptación, pero niega que sea utilizado por agentes gubernamentales y aún más, se compromete a "combatir cualquier petición gubernamental de crear un modo de penetrar el sistema", cita The Guardian el comunicado de la empresa. Aunque el proveedor del servicio no esté implicado en ningún `complot` con los servicios secretos, la existencia técnica de abusar de esta vulnerabilidad pone en duda la seguridad real de WhatsApp, coinciden los expertos entrevistados por el medio británico.
Sputnik
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