Kohli y su equipo trataron de comprobar que pasaría con Indiana Jones en dicho caso. Ellos calcularon el espesor de la capa de plomo necesaria para salvar la vida del protagonista en caso de que el refrigerador se encontrara a un kilómetro del punto cero. La bomba atómica seleccionada por los científicos para esta `prueba` es la usada en la operación Plumbbob realizada en 1957. Entonces los militares estadounidenses explosionaron unas 29 ojivas, con una potencia máxima de 74 kilotones. Cabe señalar que una de las metas de esta prueba fue analizar las consecuencias de los ataques nucleares sobre la salud de la población. A raíz de dichas pruebas aproximadamente unos 20.000 civiles perdieron sus vidas a causa del cáncer y la contaminación radiológica. Una bomba de este tipo, según los cálculos del equipo de Kohli, `bombardearía` el frigorífico con rayos gamma de una energía de hasta 600.000 julios. Es un número relativamente insignificante ya que la mayor parte de la radiación —99,99999602%— desaparecerá en el aire en el camino al `refugio` de Indiana Jones.
Sin embargo, esta dosis supera considerablemente la máxima admisible para un ser humano. Para sobrevivir, esta cifra no debía superar 75 julios de rayos gamma. En este caso Indiana Jones necesitaría una lámina de plomo de un espesor de unos 4,6-6,83 centímetros. En este sentido, lo más probable sería que él muriera de la contaminación radiológica, ya que es imposible quedar con vida después de un ataque tan masivo escondiéndose en un refrigerador cubierto de plomo de un espesor de solo varios milímetros. Por otra parte, si hubiera conseguido sobrevivir al `ataque` de rayos gamma, habría sido destrozado por la onda de choque provocada por la explosión.
Sputnik
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