En 1931 ingresó en la escuela de aviación de Bakú y en 1932 se graduó de la carrera de piloto. En 1931 voló en el avión “U-2” desde el club aéreo de Bakú como una profesional. En 1932 por la instrucción especial de la administración del club aéreo L. Mammadbayova fue mandada a la Escuela Central de Aviación de Moscú para continuar su formación y en 1932 se graduó de la escuela de la carrera de piloto –instructora. El día 17 de marzo de 1933 en el aeródromo Tushino de Moscú realizó su primer salto en paracaídas y así ocupó el segundo lugar entre las mujeres paracaidistas de la URSS. 1933-1941 ella trabajó como piloto-instructora en el club aéreo, en 1942-1947 como la jefa del Club Planeador-paracaidista, en los años 1947-1949 como la jefa del equipo del Club Aéreo de Bakú. En 1941 recibió el rango de mayor de Aviación. Durante la guerra formó más de 4000 soldados paracaidistas.
Después de esforzarse tanto en el camino que eligió para volar, Leyla difícilmente iba a aceptar que no volvería a volar. Pero al volver a casa la nombraron directora de una biblioteca y la hicieron bajar a tierra. Imagínese su enfado después de tantas pruebas y riesgos. Afortunadamente, unos amigos de la administración acudieron en su ayuda y volvió a surcar los cielos.
Leyla, una mujer muy amable, visitaba a menudo a las mujeres de diferentes regiones de Azerbaiyán y las llevaba en su avión. Les encantaba su idea de la mujer libre, se arremolinaban a su alrededor y aprendían cosas nuevas y modernas. A veces llevaba a los niños a las nubes, lo que se creía una cura para la tos ferina
De 1933 a 1941 trabajó como instructora en el Club Aéreo de Bakú y más tarde dirigió el Club de Pilotos. Pero cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, como madre de cuatro hijos no fue aceptada para luchar en el frente. En su lugar, emprendió una larga lucha para abrir el Club de Paracaidistas, donde los instructores eran principalmente tres personas: Mikayil Svarenko y su esposa Tatyana, y Leyla. Ella probaba a todos los pilotos heridos antes de su siguiente vuelo y al final de la guerra había entrenado a unos 4.000 paracaidistas y a cientos de pilotos. Dos de ellos, Adil Guliyev y Nikolay Sheveryayev, se convirtieron en Héroes de la Unión Soviética.
Era muy trabajadora. El tren eléctrico los llevó sólo hasta Sabunchi. De Sabunchi a Zabrat (casi 4 km, 2 millas) luego tenían que ir a pie. Se levantaba todos los días a las 3 de la mañana para llegar al trabajo a las 9... Por cierto, el primer tren eléctrico de la Unión Soviética se puso en marcha en Bakú.
Podía volar cuatro tipos de aviones. Mamá nos contaba que algunos aviones volaban con aceite de ricino, ¿se lo imagina? Se cuenta que una vez, cuando se le estaba acabando el combustible, aterrizó en Garadakh y fue recibida por algunos de sus alumnos. Imagínase... llenaron su avión con gasolina - ¡una práctica estrictamente prohibida! Podrían haberla detenido. Así que tuvo que dar vueltas en el cielo durante algún tiempo antes de que se acabara la gasolina y pudiera aterrizar en el aeródromo.
Empezó bien. Luego algo fue mal. El paracaídas no se abrió. Intentó sacarlo, pero las cuerdas se le enredaron en las piernas.
Después de la guerra, Leyla trabajó en diferentes puestos en el Club Aéreo de Bakú. 1949 fue su último año como piloto. A los 40 años, tras 20 años de vida en la vía rápida, se despidió de los cielos.
Pasó a trabajar como directora de una fábrica de refrescos y como subdirectora de DOSAAF [una organización deportiva paramilitar - Ed.]
Leyla Mammadbayova por sus servicios en la aviación y actividad social en 1936 fue condecorada con la medalla de “Honor”, en 1945 “Por la defensa del Cáucaso”, en 1946 “Por los méritos de trabajo”, “Valentía laboral”, “Trabajadora Veterana”. Sobre ella fue escrito el libro titulado “Leyla Mammadbayova –la primera pilota del Oriente. Leyla Mammadbayova murió en julio de 1989.
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