El enorme legado de Miguel de la Quadra-Salcedo
El 30 de abril había cumplido 84 años, vividos intensamente. Aunque había nacido en Madrid, él presumía de ser vasco-navarro cuando te recitaba su árbol genealógico. Muy pronto le dio por el deporte y fue campeón de España de lanzamiento de peso, disco y jabalina. Llegó a batir el récord mundial de esta especialidad, pero nunca se lo homologaron porque tiraba la jabalina como la barra vasca.
Sin embargo, lo que le hizo más famoso fue su trabajo como reportero en TVE. De pequeños, todos queríamos ser Miguel de la Quadra-Salcedo, cuando veíamos sus crónicas en las guerras del Vietnam, Eritrea, Congo, Mozambique o en los Altos del Golán, de donde conservaba un trozo de metralla en el brazo, que ayer su hijo Rodrigo le extrajo siguiendo sus instrucciones. Sus reportajes durante el golpe de Estado del general Pinochet en Santiago de Chile o tras la muerte del Che Guevara están en la memoria de todos.
También están en el recuerdo colectivo sus aventuras por las selvas y los ríos americanos; sobre todo su lucha contra una anaconda gigante. El Amazonas fue su casa durante algunos años, en los que arrastró a su mujer, Marisol, que le ha seguido por todo el mundo. Sus hijos Rodrigo, Sol e Íñigo han seguido también sus pasos.
Cuando ya había hecho todo en TVE, decidió continuar la aventura por su cuenta. Y tenía dos posibilidades: hacerse empresario o maestro. Miguel podía haber montado una empresa de viajes de aventura, con el éxito económico asegurado. Pero prefirió seguir con su vida modesta y hacerse maestro, para inculcar la aventura a chicos de 15 y 16 años. Lanzó Aventura 92, con el apoyo del rey Juan Carlos; un proyecto que luego se convirtió en la Ruta Quetzal y en la Ruta BBVA.