El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, ha ofrecido este jueves el pleno apoyo del país norteamericano a Australia ante la creciente disputa con China en el ámbito económico y otras áreas.
"EE.UU. no dejará a Australia sola en el campo, o debería decir sola en el terreno de juego, frente a la coerción económica de China. Eso es lo que hacen los aliados", afirmó Blinken durante una rueda de prensa conjunta con la ministra australiana de Relaciones Exteriores, Marise Payne.
"Hemos dejado claro a la República Popular China que este tipo de acciones dirigidas a nuestros socios y aliados más cercanos obstaculizarán las mejoras en nuestra propia relación con Pekín", agregó. Además, expresó su "compromiso inquebrantable con la alianza" entre Washington y Canberra, a la que calificó de "un pilar para la paz, la seguridad y la estabilidad en el Indo-Pacífico durante décadas".
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Por su parte, Payne sostuvo que Australia "busca una relación constructiva con China" y está mostrando su disposición para el diálogo. "Pero no vamos a comprometer nuestra seguridad nacional o nuestra soberanía y continuaremos actuando para proteger eso", puntualizó.
Deterioro de las relaciones entre Australia y China
La semana pasada, el gigante asiático suspendió indefinidamente el diálogo económico con Australia. Las relaciones entre China y Australia llevan varios años experimentando un deterioro y se estima que el volumen del comercio entre ambas naciones se redujo en un 40 % para casi todas las industrias desde que comenzó la disputa comercial.
En 2018, Australia se convirtió en el primer país en prohibir que el gigante tecnológico chino Huawei proporcionara tecnologías móviles 5G en su territorio, y en 2020 pidió una investigación independiente sobre los orígenes del coronavirus, lo que provocó represalias comerciales de Pekín.
En abril, Canberra canceló dos acuerdos de cooperación que China y el estado australiano de Victoria alcanzaron en 2018 y 2019 en el marco de la Iniciativa china de la Franja y la Ruta, la cual tiene como objetivo impulsar la conectividad y la cooperación entre Asia Oriental, Europa y África Oriental.
Australia explicó la decisión diciendo que esos pactos "no corresponden con la política exterior" del país. En respuesta, Pekín instó a Canberra a abandonar "su mentalidad de Guerra Fría y su sesgo ideológico", agregando que se reservaba el derecho a responder a esa acción.
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